Sin embargo, esto cambió a raÃz de una serie de factores, como la promulgación de la ley 27.191 a fines del 2015 con el apoyo de todas las fuerzas polÃticas, la dependencia de importación de los combustibles fósiles como insumos para la generación eléctrica, el compromiso de reducir el cambio climático conforme a los acuerdos de COP 21 y una fuerte apuesta del gobierno por las energÃas renovables, que dieron paso al rápido desarrollo de una industria que está en pleno auge en todo el mundo. El proceso de expansión de las renovables, en concreto de la eólica, es imparable y las razones son obvias: es una fuente de energÃa limpia, autóctona, sustenta- ble y competitiva que contribuye, además, a la generación de empleos y economÃas regionales, asà como a reducir la importación de combustibles fósiles para generación.
El objetivo de la ley de cubrir la demanda eléctrica en al menos un 20% a través de fuentes renovables para el año 2025 es ambicioso, dado que requiere instalar, aproximadamente,
10.000 MW renovables en tan solo siete años, pero es también factible si se logra mantener el ritmo actual de inversión y contrataciones de nuevos proyectos renovables.
Ahora bien, es fundamental promover las condiciones adecuadas para que, durante las primeras fases de desarrollo del sector, se consoliden las bases de una industria madura, eficiente y sustentable en el largo plazo. Para acompañar el crecimiento de la demanda eléctrica a costos competitivos es necesario invertir también en la infraestructura de redes eléctricas que permitan inyectar la energÃa al sistema, garantizando asà la viabilidad de los proyectos y la puesta en marcha de los mismos a tiempo. Por último, el paÃs debe continuar con la modernización de las capacidades logÃsticas para mejorar la competitividad en beneficio de toda la sociedad y su economÃa, al igual que los demás actores que forman parte de la cadena de valor de las renovables. En definitiva, para consolidar las bases de una industria eólica sólida en el paÃs, es necesario el apoyo de todos los sectores para dar continuidad al marco regulatorio vigente que facilite el financiamiento de los proyectos y el desarrollo de la infraestructura complementaria que promueva la inversión.
En este sentido, el programa RenovAr fue un éxito por parte del gobierno, ya que, desde su lanzamiento en 2016, se han adjudicado 147 proyectos, que aportan a la red eléctrica del paÃs más de 4 GW eólicos, más del 50% de toda la capacidad renovable adjudicada. En la Rondas 2.0 del programa RenovAr, cuyos resultados se conocieron en noviembre del año pasado, el precio promedio para los últimos proyectos eólicos se situó por debajo de los 47,6 USD/MWh, mientras que el precio mÃnimo correspondió a un proyecto eólico, situándose en los 37 USD/MWh, lo que supuso una baja histórica al costo de la energÃa.
Con este escenario, si tenemos en cuenta que el precio de la energÃa disminuye a medida que aumentamos las nuevas instalaciones de parques eólicos (como otros paÃses en el que el desarrollo de la eólica ya se encuentra consolidado), Argentina podrÃa incluso superar los10.000 MW que aspira a instalar hacia el 2025.
Como se ha visto en los últimos años, en muchos paÃses alrededor del mundo, la competitividad de la energÃa eólica queda probada a través de las subastas: el mecanismo hasta ahora más eficiente para reducir el costo de la energÃa.
A dÃa de hoy, los sistemas de subastas marcan el camino a seguir y nos exigen un enfoque mucho más complejo en el que muchos variables entran en juego. Seleccionar la tecnologÃa más eficiente y optimizar al máximo cada aspecto del proyecto para garantizar su rentabilidad, sin poner en riesgo la posibilidad de ganar la subasta, cobra una importancia vital en este contexto.
Los vientos de cambio soplan a favor de un paÃs más próspero, limpio y sustentable gracias al desarrollo del sector de las energÃas renovables.
Fuente: ClarÃn
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