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El agua, sin daño "extendido"

11/06/2015 | INTERNACIONAL | Medio Ambiente | 474 lecturas | 154 Votos



La epa publicó su esperado informe. Las comparaciones con vaca muerta.




Según el organismo de estados unidos, el fracking no produce contaminación sistemática. Igual se detectaron varios casos. Tras cuatro años de investigación y debate, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) publicó un trabajo preliminar sobre la contaminación del fracking en los reservorios de agua. La conclusión es que, si bien se registraron casos, la práctica no convencional "no produce impacto generalizado". Se trata un informe que pidió el Congreso de aquel país años atrás cuando los ambientalistas empezaban a discutir la fractura hidráulica. En el medio, mientras el organismo estatal demoraba su definición, muchos intentaron acogerse al principio precautorio para que se deje de fracturar el subsuelo en tanto no haya definiciones concretas sobre el impacto.

El estudio del EPA busca entonces zanjar la discusión. Aunque el mismo organismo reconoce que la cantidad de pozos que relevó no es representativa del total de perforaciones, concluye taxativamente que no existen pruebas de un daño extendido y sistemático del fracking a los reservorios de agua potable para consumo humano o animal. Inclusive, aclara que los principales casos de contaminación se deben a malas maniobras y muchas de ellas no ocurren en el subsuelo sino en la superficie, cuando se derraman líquidos contaminados.

Pero una lectura profunda del estudio otorga algunos datos que pueden servir para medir el impacto en Vaca Muerta. Sorprende por ejemplo la presencia de la explotación shale en zonas urbanas, algo que diferencia a Estados Unidos de la experiencia local y explica, quizás, el porqué de la emergencia más extendida de grupos ambientalistas en aquel país.

Según la EPA, unas 9,4 millones de personas viven a menos de 1,6 kilómetros de un pozo fracturado. Unas 6.800 fuentes públicas de agua se encuentran dentro de ese rango y sirven a más de 8,6 millones de personas. Son números muy lejanos a la realidad local: lo que hay en juego en Estados Unidos es mucho más.

De todos modos, en aquel país se perforan entre 25.000 y 30.000 pozos shale por año, mientras que aquí el total no superó el medio millar. Es esperable que el impacto ambiental así como los riesgos crezcan de forma exponencial a medida que el desarrollo avance.

Otro punto interesante es la profundidad de los pozos. La EPA concluye que las barreras físicas entre la zona productiva y las napas de agua reducen al mínimo los riesgos de contaminación. Es algo que sucede en las formaciones neuquinas, mucho más profundas que las estadounidenses.

Fuente: Diario Río Negro

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