La extracción de áridos en el pedemonte de Yerba Buena sigue generando comentarios. Esta vez, es Franklin Adler -ingeniero especialista en hidráulica- quien hace oír su voz: “acá no hay control, porque nadie se hace responsable. La Dirección de Minería no puede hacerlo, aunque triplique su planta de inspectores, pues tiene una provincia entera para vigilar”.

Hace casi medio siglo que Adler vive en la ciudad pedemontana. En varias ocasiones ha dicho que, sino se sacan los áridos, los problemas pueden ser más graves todavía. Pero siempre ha insistido en que esa tarea debe hacerse de forma racional y metódica, y no según la ocurrencia y la comodidad del que maneja la máquina cargadora, que es lo que -según él- ocurre habitualmente.

“Cuando la seguridad ribereña está en juego, no se puede tolerar que quienes tienen las autorizaciones para sacar las piedras, hagan lo que les plazca”, añade.

En el río Muerto, por ejemplo, a su juicio se necesita que se monte una supervisión durante todas las horas laborales, y ello implicaría asumir un costo económico. Adler egresó de la Universidad Nacional de Tucumán como ingeniero civil, y desde 1969 se especializa en hidráulica. Trabajó en la ex Agua y Energía Eléctrica y se ocupó de la ejecución del complejo Potrero del Clavillo y de la presa el Bolsón, entre otros proyectos.

Desde ese bagaje, considera que se debe conformar un nuevo organismo, el cual debe encargarse de aprobar las extracciones, de cobrar los cánones y de supervisar el proceso y cumplimiento. “Y debería financiarse con los cánones de explotación”, concluye.

En las ediciones del viernes y del sábado último de este diario, se publicó una investigación sobre la explotación de áridos. En ese informe, se destacó que los ríos y arroyos se encuentran recargados de piedras. Sin embargo, la Dirección de Minería suspendió las habilitaciones en seis de las ocho canteras registradas en esa zona, según ellos, hasta que puedan garantizar que la actividad sea sustentable.