La fiebre petrolera que se desató en 2014 definitivamente abandonó las tierras neuquinas. En el último año, la producción de crudo local cayó un 3%, a pesar de que todos los consumidores argentinos pagaron los combustibles más caros de la región para sostener un barril interno más alto.

Una mirada superficial de los números podría culpar al parate en Vaca Muerta de esa caída. Sin embargo, de no ser por la roca madre, los resultados hubieran sido mucho peores. Es que Loma Campana, el principal yacimiento no convencional fuera de América del Norte, mostró un incremento en la producción de petróleo del 30% el año pasado, a pesar de que YPF puso el freno de mano en este campo.

Sin ese aporte, Neuquén hubiera mostrado un derrumbe productivo de casi el 10%, por encima incluso del que registraron Chubut (-7%) y Santa Cruz (-8%).

Según los datos recogidos por el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG), la producción de petróleo en Neuquén en noviembre último fue de 16.040 metros cúbicos día, mientras que en el mismo mes de 2015 había sido de 16.524.

El combo de menores precios en el mercado externo e interno (el barril criollo se fue “desinflando” con el paso de los meses) sumada a la propia geología de los viejos yacimientos que cada vez demandan más inversiones para sostener la producción, impactó de lleno en la estadística final. (...)