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Se abre la grieta en el sector minero sobre lo posible y lo esperable

03/03/2017 | ARGENTINA | Minería | 520 lecturas | 67 Votos



El COFEMIN aprobó el texto final del Nuevo Acuerdo Federal Minero y ahora debe ser refrendado por los gobernadores en cada provincia y el Presidente de la Nación.




Meilán le puso a su proyecto toda su potencia personal. Nadie logró que se apartara un instante de su propósito y, desde su egolatría más encuadrada, hizo contra viento y marea el despliegue de sus alas para surcar un mar por momentos tortuoso, en suma soledad y sin interlocutores afines. La primera parte de su objetivo ya está cumplida. Existe una plantilla confeccionada por el Consejo Federal de Minería que resume la nueva letra que propone el Estado nacional y sus socios provinciales para enfrentar al mundo inversor minero.

El NAFM lleva, casi, el espíritu de aquel consagrado en los años noventa. Pero este, algo aggiornado con palabras más nutritivas, dista mucho de aquel brío innovador elaborado en los años noventa; no obstante, la nueva redacción posee algunas aristas de novedades, pero que, en sus fundamentos apenas conocidos, dejó más heridos que adherentes.

Es raro que promediando dos semanas desde su firma en el COFEMIN, hasta ahora, no existieron mayores expresiones a favor del nuevo instrumento. Llama poderosamente la atención que referentes del sector, hoy en la órbita oficial, no se hayan expresado al respecto. Ese silencio no es cómplice, es leído como una señal de respeto a lo hecho, pero no compartido con sus postulados y alcances.

Siempre fue llamativo que ambos subsecretarios, como Mario Capello y el echado-renunciado, Santiago Dondo, jamás hayan hecho referencia a esta táctica política de lograr un NAFM. Los aliados de Meilán, que en mínima medida si existieron, tal es el caso del abogado y Jefe de gabinete de minería, Juan Biset, quien se mostraba y movía en forma incondicional con el objetivo, los otros no.

Tal desacople sigue haciendo ruido, alejado Dondo, en Avenida Roca se pudo escuchar: “el que no se encolumna se va, y si me voy yo, me los llevo de la mano a todos”, palabras más, palabras menos, retumbaron en los pasillos del tercer piso, tras un ruido monocorde similar al de los militares cuando los tacos acatan y entienden la orden.

Fuente: El Diario de Madryn

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