El sueño de la represa Chihuido se encamina una vez más a quedar trunco, al menos en lo que tiene que ver con el último proyecto de financiación a cargo de China.

El consorcio de empresas que se adjudicó la obra firmó con la empresa Yellow River Engineering Consulting, oriunda del gigante país asiático, un acuerdo comercial para que ésta se haga cargo del 80 por ciento de lo que costaría la presa.

El plazo para la presentación del contrato y las condiciones se prorrogaron hasta fin de este mes, pero todo hace suponer que esto se caerá y que quien ahora entrará en juego será Alemania.

Las razones son varias pero una fundamental está vinculada a que China espera un fallo favorable de la Corte Suprema sobre el impacto ambiental por todos los proyectos de represas que tiene en el país, fundamentalmente los de Santa Cruz, y que al no conseguir esta autorización desistirá de las inversiones. Esto arrastrará a Chihuido.

Según una fuente vinculada a las negociaciones por el financiamiento de la represa sobre el río Neuquén, “lo de China está descartado” y todo indicaría que de concretarse la alternativa alemana los tiempos no darán para cerrar la operación ahora.

La propuesta del país europeo es similar a las anteriores, es decir, financiar el 80% del proyecto, a una tasa de entre el 5 y el 6 por ciento en una UTE que incluiría a la empresa alemana Siemens.

El consorcio de firmas que se adjudicó Chihuido está compuesto en un 39 por ciento por Helport (de Eduardo Eurnekian), Panedile, Chediack, Eleprint e Hidroeléctrica Ameghino y la española Isolux Ingeniería.

Al demorase tanto el proceso, la obra se fue encareciendo en dólares y hoy se habla de un monto cercano los 2600 millones de dólares.

El proyecto de Chihuido fue retomado en la provincia, después de casi 40 años de haber estado paralizado, durante el primer gobierno de Jorge Sapag. Eso obligó a cambiar las características de la presa y las características del financiamiento. Lo que en un comienzo fue una idea impulsada desde el Estado con algún aporte externo, después varió a que el Estado participe pero con el objetivo de que el mayor capital provenga del exterior.

Allí apareció el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES) primero y el Banco de Desarrollo de Rusia después. Luego, bajo el mismo esquema, se quiso acordar con la República Popular China y ahora todo apunta a Alemania.

“El tema ya pasa por una cuestión más política que técnica”, afirmó la fuente citada al comienzo. Otros creen que por ninguna de las dos cosas y que la concreción de Chihuido se encaminará a un nuevo fracaso.

Chihuido I fue pensada como una presa que posibilite, además de la generación de energía, el control de crecidas del río Neuquén. El proyecto se planificó para ser concretado en la intersección con el río Agrio en el centro de la provincia.

Además de la generación hidroeléctrica y de la regulación del río, Chihuido abre la posibilidad del desarrollo en esa zona de Neuquén, dado que prevé mano de obra directa para unas 2 mil personas, sin contar los puestos de trabajo que se generarían de manera indirecta.