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El futuro del precio del petróleo depende del esquisto

15/01/2015 | INTERNACIONAL | Notas Destacadas | 790 lecturas | 231 Votos



Ese es el planteo de Rusell Gold, periodista especializado en energía y autor del libro “The boom”, que analiza el impacto de la revolución del shale en los Estados Unidos. Según explica en una nota publicada en WSJ, la reacción de la industria del esquisto a la baja de los precios, será el factor que determine hasta cuándo se extenderá la caída.




Un gran volumen de petróleo proveniente de fuera de Medio Oriente inundó los mercados globales de energía. La sed del mundo por el crudo no alcanzó a absorber la producción adicional y la Organización de Países Exportadores de Petróleo se limitó a observar el derrumbe de los precios. Bienvenidos al mundo del petróleo en 2015, una sorprendente repetición de lo acontecido hace 30 años. Entre noviembre de 1985 y marzo de 1986, la cotización del crudo se desplomó 67%, mientras que entre junio de 2014 y la actualidad los precios ha caído 57% y aún no habrían tocado fondo. El petróleo prosiguió su declive el martes, luego de que el ministro de Energía de Emiratos Árabes Unidos indicó que la OPEP no tiene intención de modificar su decisión de ceñirse a las actuales cuotas de producción.

Estados Unidos también divulgó proyecciones que muestran que habrá un exceso de suministro durante este año y el próximo. El precio del crudo Brent, la referencia del mercado mundial, para entrega en febrero cedió US$0,84 para ubicarse en US$46,59 el barril en el mercado ICE Futures Europe, su nivel más bajo desde marzo de 2009. En el Bolsa Mercantil de Nueva York, en tanto, el contrato de referencia en Estados Unidos cayó 0,4% y quedó en US$45,89 por barril, su menor cotización desde abril de 2009. Los precios en EE.UU. cayeron por debajo de US$45 el barril durante la jornada.

El camino de regreso puede ser arduo. Después del derrumbe de mediados de los años 80, los precios demoraron casi 20 años en recuperar los niveles previos a la crisis y sostenerlos. La pregunta que ronda en la mente de los ejecutivos de la industria energética es si, en esta ocasión, la espera será igual de larga. La respuesta podría radicar en una enorme diferencia entre la realidad que impera hoy y la de hace tres décadas: la velocidad de la energía de esquisto.

Antes de que las energéticas estadounidenses hallaran una forma de extraer petróleo de las formaciones de esquisto, la ejecución de los proyectos de hidrocarburos a menudo demoraba años. Tuvieron que pasar dos décadas desde que un pescador detectó una colorida mancha en el litoral mexicano hasta que se empezó a extraer petróleo del gigantesco yacimiento de Cantarell frente a la península de Yucatán. Empezar a trasladar crudo desde el norte de Alaska a los mercados demoró nueve años y demandó una inversión de miles de millones de dólares.

Hoy, en cambio, el descubrimiento y desarrollo del crudo procedente de las formaciones de esquisto es más veloz. Perforar y fracturar hidráulicamente un yacimiento demora semanas, no años. Un pozo caro cuesta US$10 millones, comparado con los miles de millones de dólares que se necesitan para perforar yacimientos marinos y construir la infraestructura asociada. Además, la inversión necesaria tanto de tiempo como de dinero cae rápidamente.

El ciclo de inversión en los campos petroleros se ha abreviado. El yacimiento de esquisto Eagle Ford fue descubierto en 2008. En un plazo de cinco años, estaba bombeando un millón de barriles diarios, gracias a una oleada de capitales que financiaron la perforación de miles de pozos. Cada uno produce mucho en un inicio, pero decae rápidamente. De no mediar la perforación constante de pozos en estos yacimientos petrolíferos, la producción de crudo se empieza a desvanecer.

La producción de crudo de esquisto, que reacciona a un ritmo más acelerado, podría contribuir a reducir el suministro antes que en ocasiones anteriores, restaurando un equilibrio entre la oferta y la demanda sin tener que esperar décadas. La disponibilidad de tanto petróleo nuevo, guardado en formaciones fáciles de perforar, también podría atenuar las grandes alzas en los precios.

Eso, sin embargo, no quiere decir que los precios repuntarán pronto o regresarán a los niveles de tres dígitos de hace apenas unos meses. Es posible que las cotizaciones tengan que permanecer bajas durante meses para que la industria energética estadounidense, y quienes la financian, reduzcan la oferta.

Goldman Sachs prevé una recuperación “en forma de U” y que los menores precios persistirán hasta 2016, cuando el mercado alcance el equilibrio. El banco de inversión neoyorquino proyecta un precio promedio del crudo de referencia en EE.UU. de US$47,15 el barril este año, frente a una previsión anterior de US$73,75.

Un año de precios bajos es mejor que una década de precios deprimidos, al menos para el sector energético. Sin embargo, no está claro qué es lo que ocurrirá. La producción de petróleo de esquisto se ha disparado sólo en los últimos cinco años y ahora afronta el primer derrumbe de los precios.

“Hasta el momento, nadie ha pasado por las consecuencias reales de una prueba de resistencia sobre la producción estadounidense”, advierte Leonardo Maugeri, académico de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y ex ejecutivo de la petrolera italiana Eni.

Incluso los operadores más experimentados del mercado petrolero tienen dudas. “Precios bajos sostenidos producirán, a la larga, un equilibrio en el mercado”, escribió Andrew Hall, quien gestiona un fondo de cobertura de US$3.000 millones especializado en derivados de energía, Astenbeck Capital Management LLC, en una carta enviada a los inversionistas y a la que tuvo acceso The Wall Street Journal. “Pero no está claro cuánto demorará el proceso, ni cuál será el nuevo precio de equilibrio”.

Muchos economistas y analistas opinan que los precios repuntarán hacia finales de año. El precio de referencia mundial del petróleo, que se ubica en US$46,59 el barril, “regresará al rango de US$70 y sospecho que será sostenible durante un buen tiempo”, señala Stephen P. A. Brown, economista de energía de la Universidad de Nevada en Las Vegas.

ConocoPhillips, una de las mayores petroleras estadounidenses, indica que sus yacimientos de esquisto en EE.UU. pueden ser rentables mientras la cotización se mantenga por encima de US$40 el barril. Un portavoz de la compañía dijo que una mayor eficiencia, una mejor tecnología y una mejor comprensión de las rocas ayudaron a la empresa a reducir costos.

Mike Rothman, presidente de la consultora Cornerstone Analytics, reconoce que no está claro cuándo comenzará a caer la producción de energía de esquisto en EE.UU. “¿Cuán rápida será la respuesta de la energía de esquisto a la caída de los precios del petróleo? Es la pregunta pendiente”, señala.

Fuente: Wall Street Journal

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