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Energía en la Argentina que viene

30/11/2015 | ARGENTINA | Notas Destacadas | 1584 lecturas | 63 Votos



El precio interno del crudo y la necesidad de sostener a YPF serán centrales. El desafío central será reducir la gravosa cuenta en importación de gas natural licuado, que además afecta la balanza de pagos.




Uno de los interrogantes en torno al futuro económico del país se relaciona con la política energética y, en particular, con el denominado barril criollo. Esta expresión es utilizada para referir al precio con que internamente cotiza el petróleo, con el objetivo de separarlo de las oscilaciones del mercado internacional.

Durante el período en el que el oro negro alcanzó altos valores, sirvió como instrumento de captación de renta, como así también para evitar que los incrementos se trasladaran a los consumidores. A partir del desplome del 2014, el mantenimiento de un precio interno en alrededor de 77 dólares ha sido el mecanismo utilizado para procurar sostener las inversiones en el sector proveedor de hidrocarburos.

De todas maneras, aunque ha podido ser atenuada, la caída en la actividad de las operadoras ante el nuevo escenario ya es sensible en nuestra región. Las definiciones que se tomen en esta materia sin duda impactarán en Neuquén, considerando la estrecha relación que la economía provincial mantiene con la explotación del gas y el petróleo.

De hecho, la desaceleración de las regalías producto de la merma en las operaciones de las concesionarias ha resentido una de las tradicionales fuentes del presupuesto provincial y originó un cuello de botella que sólo pudo ser contrarrestado con el aumento de la deuda pública, que ya se ha convertido en una de las variables intrínsecas del modelo.

La paulatina concentración de la matriz productiva en torno a la actividad extractiva, rubro que se caracteriza por su marcado carácter capital intensivo, ha forzado al Estado a convertirse en el principal demandante de empleo, con la consecuente presión en las finanzas públicas. Se ha calculado que si el precio doméstico se equiparara con el internacional –considerando el valor actual–, el próximo año dejaría de ingresar en concepto de regalías una cifra equivalente a la remuneración de un mes de la plantilla de personal.

Balanza de pagos

La balanza de pagos del país también se vería afectada por un eventual abandono del barril criollo. Basta tener en cuenta que para satisfacer los requerimientos energéticos durante el 2014 se recurrió a la importación de combustibles por un monto de 11.400 millones de dólares.

Si bien es cierto que los menores precios internacionales han favorecido a las naciones importadoras, el beneficio para Argentina es relativo, ya que las compras que realiza al exterior comprenden mayoritariamente gas y escasos volúmenes de petróleo.

La necesidad de recurrir a energía importada se origina, por un lado, en la alta dependencia respecto de los hidrocarburos, cercana al 85%, en desmedro de fuentes alternativas, tales como la hidroelectricidad u otras renovables.

Pero además es preciso tener presente la declinación que experimentó la oferta interna, a partir de la implementación de políticas enmarcadas en criterios guiados por la lógica de maximización de ganancias.

El decreto 2778 del año 1990, que dispuso la transformación de YPF en sociedad anónima, argumentaba la necesidad de dotar a la empresa de "una estructura jurídica propia del derecho privado", a fin de facilitar su participación en un mercado "desregulado y competitivo", en condiciones de "eficiencia" y "máxima competencia".

El desempeño de Repsol en su carácter de socio mayoritario se puede resumir en pocos datos: entre 1998 y el 2011 la extracción total de petróleo de Argentina disminuyó en 15,9 millones de m³, de los cuales 8,6 millones de m³ (el 54%) fueron responsabilidad de YPF privatizada. La extracción total de gas se redujo entre el 2004 y el 2011 en 6.600 millones de m³, de los cuales 6.400 millones correspondieron a la misma empresa (el 97%).

Además, por la escasa tarea exploratoria, hacia el 2011 sus reservas de petróleo y gas se habían reducido en un 50 y un 56%, respectivamente. Paralelamente, entre 1997 y el 2010 Repsol obtuvo utilidades por 16.600 millones de dólares y distribuyó dividendos por 14.200 millones (el 85%).

La recuperación del control estatal de la empresa de bandera a partir de la expropiación del 51% de su capital accionario en el 2012 sin duda constituye uno de los ejes que es imprescindible resguardar, ya que representa la posibilidad de gestionar recursos estratégicos para el desarrollo nacional y tomar decisiones que beneficien al conjunto de la sociedad.

* Por adriana giuliani, Economista de la UNC

Fuente: Diario Río Negro

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