Por su magnitud, el impacto del denominado "tsunami Vaca Muerta" obliga a reflexionar, a pensar diferente. Lo primero y obvio es comprender que el fenĂłmeno no se reduce a Añelo ni a la provincia de NeuquĂ©n; aquĂ está en juego la Norpatagonia argentina, conformada por NeuquĂ©n y RĂo Negro, que está extendiendo su "pisada petrolera".
Es un territorio de 300.000 kilĂłmetros cuadrados con aproximadamente 1,2 millones de habitantes que podrĂan duplicarse para el 2050.
Los actuales lĂmites polĂtico-administrativos no debieran fragmentar o restringir la potencialidad de un territorio con enormes recursos hĂdricos (segunda cuenca del paĂs) y energĂ©ticos (de relevancia mundial).
Las oportunidades que se presentan son enormes, pero pensar diferente implica también tener en cuenta que en procesos de este tipo se generan daños sociales tan o más significativos que los daños ambientales.
Las rupturas del tejido social, las fracturas culturales, las demandas habitacionales y de servicios, entre otros inconvenientes que suelen ocasionar los procesos de crecimiento demográfico avasallantes, si no son considerados debidamente, generan consecuencias irreversibles. Y en ese caso, los costos pueden superar a los beneficios.
HORIZONTE 2050
De allĂ la importancia de interrogarse sobre quĂ© podrĂa pasar en el futuro, por ejemplo en el 2050, en un horizonte de 35 años como los contratos que negocian las petroleras. Es un ejercicio que lleva a soltar amarras con el presente para divisar el escenario deseado.
Y desde allà regresar en una ida y vuelta, contemplando el corto y el mediano plazo, para profundizar ya no sobre el qué se quiere sino sobre el cómo se logra. De esa manera, el futuro se convierte en una poderosa palanca para tomar decisiones en el presente.
En otras palabras, se trata de planificar el escenario que deseamos construir. ÂżCuáles serĂan algunos de los beneficios?
• Evitar improvisaciones, marchas y contramarchas propias de cuando se corre detrás de los problemas.
• Encender las alertas sobre las amenazas sobre el daño ambiental y, en especial, sobre el daño social.
• Identificar mejor los proyectos y las acciones inmediatas que permitan redistribuir los frutos del crecimiento.
• Trabajar para construir la "licencia social", capaz de armonizar –o al menos amortiguar– los conflictos derivados de la diversidad de intereses existentes, que se potencian en circunstancias como la actual.
• Construir nuevos paradigmas, entre los cuales podrĂa incluirse un acuerdo estratĂ©gico biprovincial, con la finalidad de afianzar la escala competitiva de la Norpatagonia argentina como unidad geográfica, histĂłrica, econĂłmica y cultural, de gran potencial para un mundo que en el año 2050 tendrá que alimentar a más de 8.500 millones de personas. Los caudales hĂdricos, el manto geolĂłgico de Vaca Muerta, no paran ni se interrumpen en los lĂmites provinciales, al igual que las empresas o los vecinos que viven de un lado y otro.
El actual puede ser el momento de pensar en conjunto estrategias de desarrollo sustentable que incluyan lo hĂdrico, lo energĂ©tico, el prĂłximo impacto de Chihuido, la salida al PacĂfico, como asĂ tambiĂ©n el colapso urbano de la Confluencia o la crisis crĂłnica de la fruticultura, en torno a un horizonte en el 2050. ÂżCuáles serĂan las razones para no hacerlo?
SerĂa interesante promover un gran diálogo para saber quĂ© piensa el sistema polĂtico, los gobiernos provinciales y municipales, nuestras universidades, las organizaciones sociales y profesionales, los empresarios, las organizaciones sindicales, las iglesias y tambiĂ©n la gente comĂşn.
Por Adriana Giuliani, Economista de la UNC y RamĂłn MartĂnez Guarino, Arquitecto, planificador
Fuente: Diario RĂo Negro
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