El Congreso trabaja en proyectos que permitirán a los usuarios generar energÃa renovable y revitalizar el sistema eléctrico.
Después de haber licitado 2400 megavatios de generación renovable en 2016 en las rondas 1 y 1,5 del programa RenovAr, lo que equivale a acrecentar un 6% la matriz eléctrica, la Argentina se prepara para dar otro gran paso en energÃas renovables. Un gran salto en la pequeña escala y en los capilares del sistema eléctrico y tan trascendental como que revierte por primera vez la dirección del flujo de electricidad dentro de la red.
Con un proyecto de ley unificado avanzado en Diputados y varios en el Senado, es probable que este año, bautizado oficialmente "De las energÃas renovables", se sancione la ley que regule la generación renovable distribuida. ¿Qué es? El derecho de los usuarios a generar electricidad a partir de fuentes renovables -con paneles fotovoltaicos, aerogeneradores, turbinas hidráulicas, biomasa, biogás, etc.- no sólo para consumirla sino también para volcar los excedentes a la red de suministro eléctrico, y, por ende, venderla.
Nuevo nombre para una nueva realidad, el usuario -una vivienda, un comercio, un edificio público, una fábrica- que inyecta energÃa a la red se llama prosumidor, acrónimo de productor y consumidor. Y la generación se llama distribuida, por oposición a la que se genera en las centrales eléctricas, y ésa es su principal ventaja: se genera en el mismo lugar donde se consume, con lo que se ahorra todo el gasto de transporte de la electricidad, la infraestructura, su mantenimiento y las pérdidas de energÃa que se producen en el camino entre la central eléctrica y el enchufe, que son nada menos que de entre el 8 y el 15 por ciento.
La tecnologÃa ya está disponible. Hasta ahora conocÃamos los sistemas autónomos o en isla, desconectados de la red, como los que se usan en parajes rurales. Los paneles fotovoltaicos, que transforman la luz del sol en electricidad, conectados a un inversor que convierte la corriente continua en alterna, conectado a su vez a un banco de baterÃas que da autonomÃa por varios dÃas.
Los sistemas conectados a la red son dos. En red (on grid, en inglés), en el que los paneles están conectados al inversor y la electricidad se vuelca alternativamente al consumo, si hay una llave abierta, o a la red. Y el sistema hÃbrido, en el que hay paneles y un inversor hÃbrido que puede dirigir inteligentemente, programadamente, la electricidad al consumo, a un banco de baterÃas o a la red, según convenga. Se llama hÃbrido porque tiene banco de baterÃas como el autónomo y vuelca energÃa a la red, como el on grid. Novedades: el banco de baterÃas hoy puede ser... un auto eléctrico.
¿Cuál es entonces la capacidad de generación de estos sistemas y cuánto cuestan? Abastecer completamente la demanda media de un hogar de cuatro personas se logra instalando 20 m² de paneles fotovoltaicos, lo que equivale a una potencia instalada de unos 2 kilovatios, y sale unos 8000 dólares. Regla de tres simple: un sistema de 4000 dólares banca la mitad del consumo de un hogar promedio, y uno de 2000, un cuarto.
Hoy, en la Argentina la energÃa fotovoltaica distribuida es cinco veces más cara que la producida en un parque solar -unos 4 dólares el watt, contra 0,8-. En los paÃses donde ya se ha desarrollado, es entre 1,5 y dos veces más cara. Pero estos valores no son del todo comparables, porque no incluyen lo que se ahorra en transporte y distribución con la distribuida. (...)
(...) Una de las cuestiones a regular es cómo se les paga a los prosumidores la energÃa inyectada en la red. La aplicación de una tarifa de incentivo, tal como prevé el proyecto unificado de Diputados, que permita al prosumidor recuperar la inversión hecha en los equipos en no más de seis años, resulta razonable. Aunque este incentivo debe aplicarse sólo mientras no se haya alcanzado la paridad de red, es decir, mientras el precio de la distribuida sea más caro que el precio mayorista de la electricidad. Para controlar esta condición, la autoridad de aplicación de la ley deberá monitorear la paridad de red en cada área.
Y hay otra definición anterior o más importante. ¿A quién puede venderle la electricidad el prosumidor? En todos los proyectos de ley en cuestión y en las regulaciones provinciales vigentes, sólo a las distribuidoras, que son monopolios en su área de concesión. Esto atenta contra la libertad de elección de los prosumidores y contradice el espÃritu de la ley 24.065, régimen de energÃa eléctrica, que en su artÃculo 6º establece que los generadores pueden negociar libremente la venta de energÃa a distribuidores y grandes usuarios. ¿Y qué son los prosumidores si no generadores, en pequeña escala, pero generadores al fin?
Para garantizar la libertad de venta de los prosumidores, desde el Comité Argentino del Consejo Mundial de EnergÃa propusimos la creación de la figura de agentes comercializadores de energÃa renovable distribuida en el marco de los ya existentes agentes comercializadores del mercado mayorista eléctrico de la ley 24.065.
Estos agentes comercializadores -empresas privadas, públicas o mixtas que no sean las distribuidoras; serÃa bueno dar prioridad a pymes nacionales en una primera etapa de implementación de competencia controlada- podrÃan agregar la compra de energÃa de varios prosumidores y venderla en el mercado mayorista eléctrico. También gestionarÃan la conexión a la red de los prosumidores. Y pagarÃan un canon a la distribuidora por el uso de la red, para evitar la falla de mercado conocida como la "espiral de la muerte". Se produce cuando las distribuidoras dejan de percibir ingresos por la energÃa que generan los prosumidores y, al tener que seguir manteniendo y desarrollando la red, se ven forzadas a aumentar drásticamente el precio de la energÃa.
En sÃntesis, la generación renovable distribuida es la próxima revolución en el sistema eléctrico: antes fue la democratización del consumo, ahora es la democratización de la generación eléctrica. La disyuntiva es entre hacer una ley que hable de generación renovable distribuida, pero que no cambie el sistema, o abrir realmente el mercado a esta renovable limpia, asequible, cada vez más barata, que ahorra el gasto y la huella del transporte de electricidad y que entrega energÃa lista para ser consumida allà donde se la necesita.
Fuente: La Nación
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