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El desafío del “oro blanco”

15/09/2017 | ARGENTINA | Minería | 371 lecturas | 30 Votos



Si la experiencia sirve para algo, en Catamarca debería comenzar a plantearse un debate profundo y serio sobre el mejor modo de aprovechar el auge del litio, para evitar desengaños como el que ha sucedido a la explotación de oro y cobre en Bajo La Alumbrera, no por responsabilidad de la empresa minera, sino por la impericia y venalidad con que los recursos que la minería inyectó a las finanzas públicas se administraron.




Como esta deficiente inversión de la renta minera abonó, además, el crecimiento del sentimiento adverso a la actividad, sobre todo en las regiones en las que tuvo mayor incidencia, la necesidad de comenzar cuanto antes a construir cuanto antes consensos en torno a los mecanismos y políticas más adecuados para traducir la explotación del llamado “oro blanco” en desarrollo para las catamarqueños se torna más imperiosa aún. En una entrevista concedida a El Ancasti, publicada el 27 de agosto, el juez de Minas Raúl Guillermo Cerda confirmó el incremento de las gestiones en su juzgado y las vinculó con la expectativa por el potencial crecimiento que tendrá el mercado del litio en el corto plazo. 

Argentina, que forma parte con Chile y Bolivia del llamado “triángulo del litio”, produce alrededor de 40.000 toneladas anuales de este mineral, pero la Secretaría de Minería de la Nación espera llegar a las 130.000. Hay 11 proyectos en etapa de prefactibilidad, tres de los cuales están en Catamarca: Antofalla y Sal de la Vida, en Antofagasta de la Sierra, y Tres Quebradas, en Tinogasta. Según datos de la Cámara de Empresas Mineras, la producción de litio aumentó un 58% en 2016, en alas de un aumento del precio internacional que pasó de 3.400 a 6.800 dólares la tonelada en dos años. A la aplicación en baterías, medicamentos, vidrios, arcillas y aleaciones se sumará en breve la de los automóviles eléctricos, con lo que el alza de la demanda mundial está garantizada. De la producción argentina actual, Catamarca aporta más de la mitad, 22.500 toneladas anuales, por el yacimiento de Salar del Hombre Muerto, en Antofagasta. El otro yacimiento en funcionamiento es el de Oloroz, en Jujuy. 

Las perspectivas que este panorama abre para Catamarca son inmensas. Se trata de una nueva oportunidad para levantar el rotundo aplazo de la política minera provinciana. Sin embargo, hasta ahora el debate se mantiene restringido en ámbitos muy limitados. Mantener tal situación favorece maniobras especulativas y bien podría ocurrir, como pasó cuando se puso en marcha la megaminería, que para cuando el boom del litio sea una realidad, la sociedad catamarqueña no esté preparada para sacarle provecho. El propio Salar del Hombre Muerto es ejemplo de ello: la Provincia es socia del emprendimiento, pero los beneficios más significativos radican en los emolumentos de los funcionarios designados en el directorio de la firma, mientras el grueso del negocio pasa por Salta. La experiencia Bajo La Alumbrera demostró los inconvenientes efectos de acotar la intervención de la sociedad en la discusión minera. Dado este precedente, parece oportuno propiciar una política tendiente a profundizar el conocimiento sobre el potencial que el negocio del litio tiene para los catamarqueños. No vaya a ser que el sueño de despegar en base a la riqueza minera se frustre nuevamente, en beneficio de un grupúsculo de avivados y funcionarios bien informados.

Fuente: El Ancasti

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