Ante un escenario complejo, el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales debería priorizar las mejores áreas gasíferas ya identificadas, fomentar un mayor nivel de productividad y apuntar a una significativa reducción de costos, según la visión del representante de Neuquén en el Directorio de YPF, Gustavo Nagel.

En la medida en que la Argentina no presente variables de economía y legales previsibles, los proyectos de inversión a mediano y largo plazo se verán condicionados.

Así lo cree Gustavo Nagel, ex director de Exploración y Producción de Gas y Petróleo del Neuquén (G&P Nqn) y representante de la provincia de Neuquén en el Directorio de YPF.

A su criterio, la cuenca Neuquina, en particular, tiene un gran potencial en materia de recursos no convencionales. “Localmente se ha generado un marco regulatorio y técnico muy profesional que facilita y promueve su desarrollo”, añade en diálogo con Revista Petroquímica, Petróleo, Gas, Química & Energía.

En estos momentos, apunta, el contexto internacional pone una gran presión tanto sobre los proyectos de petróleo no convencional como sobre el precio interno del barril de crudo. “Las iniciativas de gas, en tanto, se encuentran mucho mejor posicionadas con respecto a su viabilidad en función del precio internacional de gas natural licuado (LNG, por sus siglas en inglés), la infraestructura, las necesidades del mercado y los resultados obtenidos en el ámbito del shale y el tight gas. En ese sentido, focalizaría el esfuerzo de la industria en proyectos gasíferos, asegurando un esquema de precios sustentable en el tiempo”, opina.

Según sus palabras, técnicamente la cuenca Neuquina ha demostrado óptimas características geológicas en términos de shale y tight. “Hay operadores que ya están obteniendo excelentes resultados de producción diaria y acumulada por pozo, lo que constituye una fortaleza de la cuenca, donde queda demostrado que el conocimiento y la técnica están presentes”, destaca.

Los recursos económicos, técnicos y humanos, remarca, deben orientarse preferentemente al desarrollo de las mejores áreas ya identificadas. “Por ahora no destinaría más recursos a todas las áreas exploratorias para retener acreaje. Antes hay que focalizar y conseguir economías de escala”, sostiene.

¿Cuál cree que es actualmente la mayor debilidad de la industria?, preguntamos a Nagel.

No compartir más activamente las prácticas y tener procesos que simplifiquen y estandaricen el accionar con las distintas fuerzas sociales y productivas que intervienen en la cadena productiva.

A veces se mira sólo el problema del pozo, o el problema con el superficiario, o una determinada rama del proceso y no se juzga a éste como un todo. Se pierde la visión de que el accionar de una especialidad o interlocutor cambia la cadena productiva de todos. Esto confunde a los distintos actores y genera inequidades. Así, no logramos la tan necesaria sinergia para llevar adelante los proyectos de no convencionales.

A modo de ejemplo, puedo decir que en una reunión de trabajo con distintas empresas habíamos llegado a la conclusión de que para hacer un pozo de petróleo teníamos que interrelacionarnos con no menos de 25 organizaciones o grupos sociales, fuera de todas las especialidades técnicas de éste. Reunimos a cinco de esos referentes e identificamos que la problemática y visión de cada uno con respecto a la industria y sus necesidades eran totalmente diferentes. Por ello creo que hay mucho por hacer en pos de aunar criterios, consensuar una perspectiva a largo plazo y generar una cadena de valor local.

El gran reto que hoy tiene por delante la cuenca Neuquina es, justamente, lograr generar valor para la sociedad neuquina y para el país. Se trata de una enorme oportunidad que debemos aprovechar cuidando el medio ambiente y respetando los derechos de todos, promoviendo que esta industria genere el autoabastecimiento nacional y permitiendo que Neuquén cambie su matriz productiva y diversifique su economía.

¿Cuáles son sus perspectivas de cara al futuro?

En el corto y mediano plazo debemos generar un espacio con referentes de la industria que permita trabajar fuertemente en resolver problemas que hoy impiden aumentar la productividad y reducir los costos.

No es lo mismo tener al mismo costo una decena de equipos trabajando que una veintena. Si logramos tener 20 equipos produciendo al mismo costo que 10, vamos a contar con más personal operando en equipos, líneas de conducción, líneas eléctricas, plantas de tratamiento y fabricación de unidades, además de mayores regalías, entre otros beneficios. Pero si esto no lo logramos en el corto y mediano plazo, el desarrollo del shale y tight se tornará inviable.

Tengamos en cuenta que la baja productividad y los altos costos hacen que los pozos locales sean un 100% más caros que en Estados Unidos. Y a eso hay que sumar que el lifting cost norteamericano representa entre un 25% y un 50% del costo en el mercado doméstico, según el tipo de yacimiento y el método extractivo.

¿Qué expectativas le suscitan, desde una mirada sectorial, las próximas elecciones?

Si quien asuma el Gobierno ya está trabajando activamente en un programa que involucre qué hacer con todos los problemas ya identificados y lo pone en práctica con responsables y plan de acción el 10 de diciembre de 2015, veremos algunos resultados en 2016. Incluso es posible que a fines de ese año (o en 2017) se cierre o implemente el lanzamiento de algunos programas tipo factoría en la cuenca Neuquina para shale y tight.

Lo cierto es que el país necesita cinco o seis desarrollos con resultados similares a los de Loma Campana para lograr el autoabastecimiento. Las carpetas y proyectos están desarrollados y listos para poner en práctica. Estoy convencido de que si propiciamos las condiciones adecuadas, la industria y los capitales privados brindarán un gran aporte al logro del autoabastecimiento y la Argentina podrá resolver su déficit energético.