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Fabricar una torre en Neuquén cuesta la mitad que una importada

08/06/2015 | ARGENTINA | Notas Destacadas | 1647 lecturas | 236 Votos



Tras doce meses de trabajo y con decenas de pymes locales, la empresa Quintana Wellpro puso en pie un equipo de perforación de última generación con sello neuquino.




Los Caterpillar de 14.000 kilos cada uno queman los últimos tanques de gasoil a un rendimiento de 2.500 revoluciones por minuto (RPM).

Son las pruebas finales de generación eléctrica en el Parque Industrial Oeste de Neuquén, antes de ser cargados y despachados en algunos de los 70 camiones que llegarán a Cerro La Arena –a 90 kilómetros de Añelo–, donde YPF tiene en carpeta un nuevo proyecto petrolero.

Los generadores son apenas una parte del primer equipo de perforación, con sistema walking –de traslado sin desmontar–, que se fabrica en nuestro país. El proyecto fue bocetado y desarrollado de principio a fin por la empresa Quintana Wellpro en uno de los predios que tiene en el parque.

Tras doce meses de trabajo y con la respuesta de decenas de pymes locales, la compañía pudo poner de pie la herramienta fundamental de la industria petrolera: un equipo de perforación de última generación.

Este tipo de torres generalmente se importa y luego las compañías de servicios las alquilan a las operadoras que explotan los yacimientos. La compra de un equipo de tipo walking, que no necesita ser desmontado en las locaciones multipad, ronda los 30 millones de dólares. De acuerdo a los primeros cálculos, el proyecto de Quintana se concretó con una cifra total estimada en la mitad de los costos regulares.

Para la compañía no se trata del primer equipo desarrollado casi íntegramente en el país. Sí es el primero de tipo walking. Desde hace algunos años ya pusieron en marcha otras torres, de menor porte, fundamentalmente para la extracción convencional de petróleo, que tiene objetivos menos profundos en el subsuelo que los shale o tight.

Con una fuerte apuesta por las pymes locales, principalmente las tornerías, que a veces trabajaron con una misma pieza en forma simultánea por su volumen, los desarrolladores fueron claros al caracterizar la "nacionalidad" del equipo: es 80% nacional y 20% importado. La diferencia se debe a la inexistencia de algunas piezas en la industria nacional.

Centralmente fueron dos los componentes que debieron tramitarse vía aduana. "El sistema walking –que viajó desde China– y las bombas –desde Estados Unidos– debieron ser importados porque acá no están desarrolladas", contó a "Río Negro Energía" Carlos Bilurón, jefe de campo y encargado de proyecto. Lo más complicado de ingresar, aseguró, fueron las dos bombas de 1.600 HP que tuvieron una demora de seis meses para tocar puerto argentino.

El equipo de Quintana está preparado para llegar hasta los 5.000 metros de profundidad. Sin embargo, el proyecto nació desde una columna vertebral que fue tomada de otro equipo. Se inició todo reciclando a nuevo el mástil y la subestructura de una torre perforadora con horas de servicio.

TRABAJO FULL TIME

Bilurón reconoció que el desarrollo no fue sencillo. Las horas de trabajo casi son imposibles de contabilizar. El tiempo prefieren medirlo en meses o un año, para dejarlo en una cifra redonda. Lo mismo ocurre con el plantel utilizado para todo el desarrollo. La cantidad de operarios que participaron a lo largo del proyecto también es difícil de retratar con detalle.

 De todos modos, explicó que en los períodos de trabajo "grueso" se emplearon entre 18 y 20 soldadores. Pero en los últimos dos meses, cuando todo el proyecto entró en la recta final, el trabajo de campo se intensificó. Para cumplir el contrato se armaron tres grupos (uno cubría francos) de siete operarios con turnos de doce horas cada uno.

PARA VACA MUERTA

"Éste es un equipo que está preparado para los no convencionales, en realidad para toda la Cuenca Neuquina", explica Bilurón. Cuenta con la potencia suficiente para llegar hasta los 5.000 metros de profundidad, que alcanza para las formaciones Vaca Muerta o inclusive Los Molles.

El mástil tiene 41,4 metros de altura y la subestructura otros siete metros, tramo que se supera con una reluciente escalera lateral. Cuenta con bandeja hidráulica para alimentar la columna de perforación y permite controlar la operación desde una cabina climatizada.

La tecnología permite mover la torre, sin desmontarla, hasta 30 metros desde el primer punto de anclaje. Sin embargo, la joya del equipo es el sistema de walking. Es lo que permite trasladar la torre en una locación sin desmontarla, lo que agiliza los tiempos y permite ahorrar en dólares cada segundo. Cuenta con cuatro pistones hidráulicos –o "gatos", como se le dice coloquialmente en la industria– que soportan unas 200 toneladas cada uno.

Una vez elevada, la torre se mueve a una velocidad de un metro cada 18 minutos. La tecnología permite mover el equipo hasta 30 metros desde el primer punto de anclaje. Y estiman que en ocho días puede moverse, armando y desarmando todo, de una locación a otra que se encuentre separadas hasta 15 kilómetros.

El desarrollo de Quintana se cocinó al calor del boom de los no convencionales que inauguró Vaca Muerta el año pasado, con un barril de crudo "caro" (por encima de los 100 dólares).

Una vez lanzado el proyecto, el horizonte hidrocarburífero se volvió cada vez más oscuro con la abrupta caída de los valores del crudo. Uno de los impactos más notables se vio en Estados Unidos, donde se bajaron casi a la mitad las torres de perforación en funcionamiento, un hecho que abrió oportunidades en el mundo para conseguir equipos a mejores precios.

Puertas adentro del país, el acuerdo del gobierno nacional para garantizarle a las operadoras un barril criollo con precio diferencial (77 dólares) sirvió para amortiguar el golpe, que de todos modos tuvo su impacto sobre los planes.

Sin embargo y pese al contexto adverso, el proyecto de Quintana siguió y el 27 de mayo pasado una hilera de camiones regulaba puertas afuera del predio de la compañía en el PIN a la espera de poder comenzar a llevarse –en 70 partes– el Q23, el primer equipo de perforación desarrollado con "fierros" argentinos y, principalmente, neuquinos.

"Tenemos entendido que el equipo estará abocado a pozos verticales, pero es una tecnología que está preparada para pozos horizontales. En realidad está preparado para cualquier subsuelo de la Cuenca Neuquina", dice Bilurón saliendo del tráiler del "Company Man" para seguir dirigiendo el desmontaje y la carga de la torre.

Fuente: Diario Río Negro

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