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Nuevo plan energético

21/12/2015 | ARGENTINA | Notas Destacadas | 1863 lecturas | 179 Votos



El ministro de Energía Juan José Aranguren tiene la difícil tarea de repartir los costos de la devaluación.




La expectativa que había generado el plan energético esbozado con pericia el pasado lunes por el ministro de Energía, Juan José Aranguren, quedó obturada por la devaluación del 30% en el valor del peso que empezó a operar el jueves.

Con la calculadora en la mano, las petroleras empiezan a repasar sus inversiones para el 2016 sin tener certeza aún de cuánto valdrán el petróleo y el gas que extraerán del subsuelo y, fundamentalmente, el que podrían sumar a la oferta nacional si los precios acompañan. "Hoy hicimos retiros a cuenta de crudo. No sabemos cuánto va a costar", graficó ayer por la mañana un pequeño refinador neuquino. Contó, inclusive, que una gran petrolera directamente no le vendió porque todavía no hay precio.

En el gobierno neuquino aseguran que la semana que viene empezarán las reuniones con las empresas para determinar cuánto costará, al menos por unos meses, el denominado barril criollo. Se trata de un indicador ficticio, una invención vernácula que hoy se ubica entre los 65 y 75 dólares según el tipo de crudo, pero que se explica en buena parte por el precio de los combustibles en el surtidor.

Esto implica que, si la devaluación no se traslada a las naftas y el gasoil, ese barril, tal como se conoce, habrá desaparecido. Para mantenerlo, habrá que remarcar entre un 30 y un 40% los combustibles, un escenario que el gobierno nacional quiere evitar en el corto plazo, tal como manifestó ayer el propio Aranguren. Cualquier opción intermedia implicará que alguien dentro de la cadena deberá resignar una porción de su renta.

El otrora CEO de Shell tendrá la difícil misión de negociar con las petroleras y los refinadores un nuevo valor del crudo que "reparta" las cargas al interior del sector y permita pisar los precios en el surtidor. En el sector empresario creen que se promoverá una suerte de escala para trasladar paulatinamente el efecto devaluatorio a las pizarras de las estaciones de servicio.

Sin embargo, habrá un valor imposible de actualizar que es el de los biocombustibles que cortan los productos tradicionales y que sufren menos regulaciones. De mínima, los combustibles tendrían que aumentar en los próximos días un 3 ó 4%.

Dudoso beneficio

En los papeles, el nuevo valor del dólar beneficia al sector petrolero porque licúa costos en pesos y permite mejorar la competitividad de un sector cuyo producto, aun vendido en el mercado interno, se referencia con la moneda estadounidense. Sin embargo, si no se actualizan los precios en surtidor, la devaluación no sólo no será positiva sino que tendrá impactos negativos, porque las operadoras tienen entre un 30 y un 40% de sus costos en dólares.

"Alguien va a tener que perder plata. Hoy la pierde el consumidor, ahora podrían perderla las empresas", disparó el ejecutivo de una petrolera local bajo reserva de su nombre. Indicó que lo que se decida la semana que viene impactará de forma marcada en las inversiones del 2016 y que muchas empresas ya ensayan cambios en sus planes, con la intención de hacer lo mínimo e indispensable para sostener las concesiones. Tienen un gap para hacerlo: los pilotos sobre Vaca Muerta, por ejemplo, duran varios años y pueden "patearse" en el tiempo hasta que el precio de los hidrocarburos mejore.

Productividad

El plan energético que Aranguren anunció el lunes en el almuerzo por el Día del Petróleo incluye sostener el barril interno, mejorar el precio del gas –se calcula que se partirá de un valor general de 5 dólares el millón de BTU– y el fin del decreto 1277 que sumaba una ventana de negociación más a cualquier proyecto de inversión.

Pero hay un punto extra que no se enunció con el énfasis que el ex-Shell pretende darle al tema: mejorar la productividad. Aranguren recogió el reclamo del sector empresario sobre los altos costos laborales relativos del sector y buscará negociar nuevos esquemas que permitan optimizar los tiempos de trabajo. Para eso también habrá reuniones en Buenos Aires.

Cómo actuarán los gremios sobre este pedido es una incógnita: hay que considerar que el titular de Petroleros, Guillermo Pereyra, apoyó activamente la candidatura de Mauricio Macri y celebró su triunfo. Hoy sigue las primeras medidas del líder del Pro desde Japón, adonde viajó para ver la final del Mundial de Clubes que River jugará con Barcelona mañana.

Lo cierto es que, contrariamente a lo que se cree, el escenario de baja de la actividad podría colaborar con la intención empresaria de tener regímenes más laxos para bajar costos. El temor de despidos masivos pende como una espada de Damocles sobre la cabeza de los sindicatos y los ejecutivos esperan imponer la lógica de "ceder una parte para no perder el todo". El debate ya arrancó hace unos meses con la resignación de las horas taxi y seguramente se reeditará en los primeros meses del 2016.

El tema será también una condición de cara a la paritaria de marzo, que ya se anticipa dura no sólo para el sector petrolero sino para todos los asalariados. La devaluación socavará el poder adquisitivo y habrá una expectativa de que este se recomponga por la vía de subas salariales. Sin embargo, el plan antiinflacionario del gobierno nacional apunta a moderar esos reclamos.

Llegó el ajuste

Por lo pronto, el ajuste que apenas se insinuaba a mediados de año empieza a tomar cuerpo. Esta semana la Unión Obrera Metalúrgica se declaró en alerta por casi 200 despidos en una las plantas del Grupo Techint en Campana. En Neuquén, YPF suspendió las tareas de nueve equipos y esto forzó a las empresas a otorgar vacaciones compulsivas a cientos de petroleros. No está claro qué ocurrirá cuando deban retomar sus tareas.

Un proceso más subterráneo se está dando en las oficinas administrativas de las principales empresas de servicios. Los despidos ya se cuentan por decenas. Son trabajadores que no están sindicalizados o que están fuera de los poderosos sindicatos de Petroleros o Jerárquicos.

Mantener las fuentes de trabajo en un escenario de precios adverso será el principal desafío tanto del gobierno provincial como del nacional. Aquí también Aranguren deberá buscar los equilibrios para repartir los costos y evitar los impactos sociales.

Fuente: Diario Río Negro

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