El problema principal es que todavÃa no se firmaron los contratos con China y una vez que la letra chica esté definida se deberá plasmar en el diseño del proyecto técnico, tarea que en este tipo de centrales suele demandar unos dieciocho meses de trabajo. Técnicos y especialistas de la Comisión Nacional de EnergÃa Atómica (CNEA), la empresa Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA) y la Autoridad Regulatoria Nuclear coincidieron ante este medio en que una vez que se firmen los contratos el gobierno podrÃa empezar a remover la tierra del lugar y armar el obrador para mostrar algún avance, pero no habrá mayores novedades el año próximo
El jueves 17 de marzo del año pasado, en medio de las denuncias por la supuesta paralización de las obras para la construcción de las nuevas centrales, el entonces flamante subsecretario de EnergÃa Nuclear Julián Gadano brindó una charla para el personal de la CNEA donde aseguró que la intención oficial era seguir adelante con las obras, pero que aún restaba definir una serie de cuestiones clave dejadas pendientes por el kirchnerismo. “Para la cuarta central no hay recursos en el presupuesto 2016, aprobado antes del 10 de diciembre de 2015. La cuarta central no tiene comprado el terreno. Está el decreto de expropiación, pero no está comprado el terreno y no está la plata para comprarloâ€, remarcó. Fue entonces cuando justificó la decisión de no renovar los contratos con las constructoras, las cuales dejaron a cerca de 2000 personas en la calle. “Son trabajadores que no tienen nada que hacer porque están contratados para hacer una central a la que le falta un añoâ€, agregó. Ese dÃa incluso puso en duda que siguiera adelante con la implementación de los primeros convenios técnicos y comerciales que habÃa firmado con China el gobierno anterior el 15 de noviembre de 2015 en la ciudad turca de Antalya.
El acuerdo inicial firmado por el kirchnerismo con los chinos incluÃa la construcción de la cuarta y la quinta central. Argentina estaba interesada en tener otro reactor de agua pesada y uranio natural y necesitaba el financiamiento chino, pero la intención del gigante asiático era venderle al paÃs un reactor PWR de uranio enriquecido y agua liviana. Finalmente, para reconciliar ambos objetivos se decidió avanzar con las dos obras de modo paralelo. Cuando el gobierno de Mauricio Macri pone los contratos bajo revisión le pide a los chinos avanzar primero con la central de uranio natural y agua pesada y postergar dos años el proyecto que más seduce a los asiáticos. La versión argentina de aquella negociación fue que China aceptó la propuesta, que el acuerdo marco se firmarÃa en diciembre de 2016 y que en este segundo semestre comenzarÃan las obras. Finalmente, el acuerdo marco se cerró en mayo cuando Macri viajó a Beijing, pero todavÃa no están cerrados los contratos especÃficos que permitirán dar inicio a la obra.
La última información oficial que circula por estos dÃas es que los contratos se firmarÃan antes de fin de año y que las obras comenzarÃan en el primer trimestre de 2018. De hecho, está previsto que en las próximas semanas el titular de NASA, Rubén Omar Semmoloni, viaje a Beijing. No obstante, especialistas del sector aseguraron a este medio que una vez que los contratos se firmen se deberá avanzar con la delineación del proyecto técnico, lo que demorarÃa el inicio de las obras de construcción del reactor otros dieciocho meses. El proyecto técnico contempla la explicitación de los detalles de todas las piezas que darán forma a la central, la definición de los planos, la elección de quién estará a cargo de la obra (se supone que NASA, al igual que en Atucha II), la elección de los cientÃficos y técnicos que llevarán adelante las tareas, la capacitación del personal en los casos que haga falta, la realización de las licitaciones para contratar a los proveedores y la firma de los contratos con esos proveedores, tanto para la obra civil como para la obra propiamente nuclear, entre otras cuestiones. Todas esas tareas aún no están definidas porque ni siquiera se firmaron los contratos con China. Por eso en NASA y CNEA coinciden que al menos hasta 2019 no habrá avances significativos con el proyecto, más allá de cuestiones previas accesorias como montar el obrador y realizar las primeras tareas de remoción de tierra. A su vez, la noticia de que la provincia de RÃo Negro no alojará a la quinta central atómica sumó nuevos problemas al plan nuclear porque no está claro cómo impactará la novedad en la negociación con China ahora que ese proyecto, el que más les interesa a las autoridades asiáticas, no tiene ni siquiera una sede definida.
Fuente: Econojournal
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