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En la Argentina hay mucho gas disperso por aprovechar

16/01/2018 | ARGENTINA | Actualidad | 507 lecturas | 69 Votos



Mientras promueve la primera flota de camiones de GNL a nivel local, Galileo está abocada a inyectar en el sistema todo el gas que la Argentina desperdicia.




Según su titular, Osvaldo Del Campo, el aprovechamiento de esos recursos mediante las tecnologías de producción distribuida de GNL en pequeñas escala y gasoducto virtual puede ayudar a reducir las importaciones.

Para justificar la construcción de un nuevo gasoducto, se requiere básicamente la existencia de un gran centro de consumo, por un lado, y una gran fuente de gas, por otro. En un país con un territorio tan extenso como la Argentina, donde la inversión en redes de transporte para sumar nuevos puntos de consumo a la red troncal de gasoductos es demasiado onerosa, existe una innovadora alternativa para incorporar nuevos nodos estratégicos: el sistema de gasoducto virtual (GV) que, a su vez, permite transportar gas natural licuado (GNL) por vía terrestre desde fuentes dispersas. 

Se trata de un desarrollo tecnológico que podría generar un cambio disruptivo en ambas puntas de la cadena de valor del gas. Las petroleras podrán activar pozos de gas con pequeños volúmenes de producción, que hoy no repagan la conexión a la red de gasoductos. También podrán monetizar gas que hoy se ventea o se desaprovecha. Al final de la cadena, en tanto, la tecnología permitirá conectar localidades y establecimientos industriales que hoy no cuentan con gas natural o generar energía en nuevas usinas termoeléctricas. 

La Argentina es el epicentro de esta innovación: Galileo patentó el diseño de una estación de licuefacción móvil de gas –Cryobox, según el bautismo de la compañía–, que en una unidad del tamaño de un container de 40 pies convierte en GNL el gas extraído en boca de pozo. 

En forma complementaria, Galileo –fundada y controlada por un grupo empresario argentino que lidera Osvaldo del Campo– desarrolló también una unidad para acondicionar el gas y poder licuarlo directamente a la salida del pozo. Ambos equipos conforman lo que la compañía denomina cluster de producción distribuida de GNL. 

Integralmente, el proyecto es conocido en el mercado como Gas 3.0. Su alcance trascendió el ámbito local. 

Hoy, Galileo está embarcada en un amplio abanico de iniciativas, tanto a nivel doméstico como internacional, para monetizar el gas perdido, el gas cautivo en pozos abandonados y el gas que se quema –incluyendo el de testing–, beneficiando a los productores, el transporte, la generación eléctrica y las comunidades sin conexión a la red gasífera.

Del Campo, presidente de Galileo, recuerda que el GV nació con el propósito de llevar gas de los gasoductos a los productores alejados que necesitaban generar electricidad para sus emprendimientos o para abastecer a comunidades dispersas (inicialmente en Córdoba). «Cuando esta solución demostró su éxito, el upstream comenzó a adoptarla para cumplir con múltiples objetivos», destaca en diálogo telefónico con Revista TRAMA. 

Hoy la alternativa es tomar gas, acondicionarlo y convertirlo en gas natural licuado (GNL) para su transporte desde los yacimientos. La novedad no sólo rinde sus frutos en el país (donde ya es aplicada por las principales operadoras), sino también en el exterior. Un ejemplo de ello es la millonaria inversión que la empresa tiene en marcha en Marcellus, uno de los grandes plays de shale gas de Estados Unidos. 

Fuente: Econojournal

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