Grupos ambientalistas renovaron sus expresiones de rechazo y alarma por la llamada exploración sÃsmica oceánica, que consiste en bombardear el océano con ondas sonoras que rebotan en el lecho marino y son registradas en barcos. La técnica es extremadamente útil para detectar depósitos de petróleo y gas natural, pero hay quienes manifiestan preocupación de que pueda ser perjudicial para la vida marina, inclusive las ballenas, tortugas y delfines.
Mientras las autoridades federales consideran la que serÃa una de las mayores exploraciones sÃsmicas en el Océano Atlántico, dos senadores de New Jersey y grupos ambientalistas de varios puntos de Estados Unidos tratan de lograr que se prohÃba la práctica en el Atlántico.
Tres compañÃas han solicitado permisos para usar la exploración sÃsmica y una cuarta emplearÃa otra tecnologÃÂa sonora para buscar depósitos de petróleo y gas debajo del lecho marino entre Delaware y Florida. Su principal obstáculo es un permiso que les autorice a alterar o dañar animales marinos mientras hacen el trabajo. El Servicio Nacional de Pesca MarÃtima estudia las solicitudes.
Los ambientalistas dicen que el ruido y las ondas sonoras de las pruebas pueden herir o aun matar animales. El bombardeo podrÃa ser prácticamente continuo, durante cada pocos segundos las 24 horas, durante un año.
"Las describimos como explosiones submarinas parecidas a la dinamita", afirmó Ingrid Biedron, experta en ciencias marÃtimas en el grupo Oceana, con sede en la Florida. "Es extremadamente ruidosa. El sonido puede viajar hasta a 4.000 kilómetros. Es la distancia entre Washington DC y Las Vegas".
Grupos ambientalistas de New Jersey se opusieron infructuosamente durante dos años a un proyecto similar pero mucho más reducido frente a las costas de su estado que se llevó a cabo en el verano pasado. Su propósito era estudiar el sedimento en el lecho marino que data de millones de años para estudiar el cambio climático.
"Aunque aquellos fueron malos, estos permisos son mucho peores", se lamentó Cindy Zipf, directora ejecutiva del grupo Clean Ocean Action, con sede en New Jersey. "El daño serÃa mucho peor".
Fuente: Energy Press
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