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Canadá desesperada por concretar polémico oleoducto con EE. UU.

30/01/2014 | INTERNACIONAL | Medio Ambiente | 747 lecturas | 225 Votos



Canadá presiona con desespero a Estados Unidos e incluso lo amenazó con vender sus recursos energéticos a mercados asiáticos ante la falta de una decisión definitiva sobre el polémico oleoducto Keystone XL y la pérdida de apoyo a ese proyecto.




"Un no es mejor que nada (...) no podemos continuar en este limbo", dijo recientemente el ministro canadiense de Relaciones Exteriores, John Baird, al exigir a Washington una respuesta aunque sea negativa.

Sus declaraciones se sumaron a las de otros altos funcionarios y políticos de la nación norteamericana, que en 2013 viajaron en incontables ocasiones al sur con la misión de convencer a sus similares del país vecino de los supuestos beneficios del canal y refutar las críticas.

El caso es que el presidente estadounidense Barack Obama evitó tomar una resolución en 2012 por sus ambiciones electorales, cerró el año pasado sin dar una respuesta y aún no se ha pronunciado al respecto.

Obama detuvo el plan dos veces desde su anuncio a mediados de 2011, tras las intensas protestas de agricultores y ambientalistas de ambos países sobre los consecuentes daños ecológicos en las áreas por donde debe pasar el oleoducto, de la empresa TransCanada. Dicha corporación prevé llevar carburante desde la provincia de Alberta -prolífera en arenas alquitranadas- hasta el sureño estado de Texas a través de las tuberías de dos mil 753 kilómetros de extensión.

Sin embargo, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, descartó la toma de una decisión, por el momento, sobre la instalación del Keystone; explicó que el caso aún transita por un proceso administrativo y solo podrá dar una respuesta conclusiva cuando culmine esa etapa.

Según Kerry, su despacho necesitará también realizar un último estudio medioambiental del proyecto antes de aprobarlo, con lo cual dejó entrever que no habrá premura por parte de la Casa Blanca.

LA LUCHA CONTRA LA ENERGÍA MÁS SUCIA DEL PLANETA

A la par de las presiones canadienses, en los últimos meses también se intensificó el movimiento en ambos países norteamericanos contra la instalación del Keystone por su impacto nefasto en la salud humana y el entorno. Agrupaciones sociales, indígenas, científicos, personalidades y ecologistas de las dos naciones arreciaron sus acciones de protesta, el envío de cartas y las manifestaciones para contrarrestar los esfuerzos de Ottawa.

Famosas celebridades como el actor Robert Redford y el legendario rockero Neil Young, entre otros, sumaron sus voces contra el afán de Canadá de impulsar el desarrollo del sector energético, construir grandes oleoductos y exportar el crudo bituminoso pese a sus peligros.

La campaña enfatiza en las advertencias de expertos, que aseguran que esa actividad genera tres veces más gases de efecto invernadero, destruye áreas boscosas y consume grandes cantidades de agua dulce. Sus protagonistas denuncian que tampoco tendrá tantos beneficios económicos como dicen sus promotores, pues anclará la dependencia en los combustibles fósiles.

Por otro lado, recientes encuestas muestran una caída en el respaldo a ese proyecto dentro de Canadá, donde pasó de 68 a 52 por ciento en los últimos nueve meses. Un sondeo de la empresa Nanos Research Group también ubicó en 40 por ciento el nivel de desaprobación del canal, lo cual representa un aumento de 12 puntos porcentuales en ese parámetro desde abril pasado.

A juicio de analistas, el Keystone XL se convirtió desde el principio en una incómoda "papa caliente" para Obama y lo mantiene en medio de una disyuntiva interna, al ponerlo a escoger entre proteger el medioambiente y su pregonado interés por espolear la creación de empleos en Estados Unidos.

Las presiones también vienen desde afuera y de manos de nueve ganadores del Premio Nobel de la Paz, galardón que Obama obtuvo inexplicablemente en 2009. Los firmantes son las irlandesas Mairead Maguire y Betty Williams; el argentino Adolfo Pérez Esquivel; el arzobispo surafricano Desmond Tutu; su santidad Dalai Lama; la guatemalteca Rigoberta Menchú; el timorense José Ramos-Horta; la estadounidense Jody Williams y la iraní Shirin Ebadi.

En una carta conjunta dirigida a Obama, los laureados condenaron el desarrollo del oleoducto porque será nocivo para las comunidades, los recursos naturales y el cambio climático. "Entendemos que la extracción superficial de las arenas bituminosas bajo los bosques boreales de Alberta y el transporte de miles de barriles de petróleo al día desde Canadá hasta Texas, no sólo perjudicará a los estadounidenses, sino que también pondrá en peligro a todo el planeta", escribieron.

El impacto del petróleo bituminoso es visible en Canadá, donde ya están contaminados varios ríos de comunidades indígenas aledañas a los sitios de explotación y también se observa la devastación del bosque boreal -uno de los sumideros de carbono más importantes del planeta.

El Partido Republicano, la industria del petróleo, algunos sindicatos y el gobierno canadiense son los más fieles seguidores del proyecto y lo defienden con el argumento de que creará 20 mil empleos en las dos naciones, impulsará la economía nacional y aliviará la dependencia del crudo del Medio Oriente.

Pese a intensas manifestaciones, en enero TransCanada logró abrir en Estados Unidos el canal Gulf Coast Project, que es la porción más meridional del Keystone y distribuye combustible desde una localidad de Oklahoma hacia refinerías tejanas. Pero le toca esperar por la postura final de Washington sobre la construcción total del oleoducto, que sí requiere el aval federal porque traspasa sus fronteras.

Fuente: Prensa Latina

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