
Para comenzar a transitar una primera etapa de salida de la crisis energética nacional, el Gobierno debería establecer un cronograma de importación de gas licuado a cuatro o cinco años, al tiempo que se ejecutan medidas de fondo, como la reformulación de la matriz energética nacional y nuevas obras.
Así lo señaló a LA GACETA el ex secretario de Energía, Jorge Lapeña, que dictó un taller sobre la temática en la Fundación del Tucumán (FT). Lapeña visitó nuestro diario acompañado por el presidente de la FT, José Manuel García González. Fue recibido por el gerente general de LA GACETA, José Pochat.
"El 90% de la matriz energética argentina es de petróleo y gas, y el etanol no va a resolver el problema energético. La Argentina tiene que cambiar su matriz energética para producir energía sin generar efecto invernadero. Para bajar el efecto invernadero el gas no nos sirve. Las alternativas son que las nuevas centrales eléctricas no quemen gas, que sean nucleares o eólicas, pero es una maniobra lenta. Otra es meter biocombustibles en los autos, pero si para ampliar la superficie con materia prima para biocombustibles hay que tirar un bosque, se neutraliza el efecto porque en la quema de ese bosque se generará un nivel de CO2 similar al que se pretende disminuir. Entonces, tendría que ser biocombustibles certificados, que no hay", remarcó.
Consideró que el principal problema es que el Gobierno no admite que hay una crisis energética en la Argentina, lo que permitiría que se apliquen medidas de excepción. "Para empezar, tiene que fijar un norte con un discurso claro. Habría que depurar el discurso, para que clarifique cuál es el problema, que no sea confrontativo sino convocante a la inversión", indicó. Sostuvo que el ministro de Planificación, Julio de Vido, está totalmente equivocado. "Dice que el sector energético ganó mucho dinero. Eso demuestra que no sabe nada de empresas, porque si la compañía ganó mucha plata y la repartió y pagó impuestos, ¿qué hará? ¿Buscará al inversor de la Bolsa de Londres y le dirá que le devuelva sus ganancias?”
“Además, tiene la idea que la empresa primero invierta y después le pida una tarifa. Pero no es que pida que le corresponde la tarifa de tal cuadro, sino que lo resuelve el ministro, que decidirá su rentabilidad. Así la inversión privada no va a venir, en un escenario en que la inversión pública no está generada bien", apuntó Lapeña. Expresó que el Gobierno pretende hacer obras energéticas, pero sin proyectos ni plata. "Termina haciéndola una empresa amiga de ellos, con fondos del Estado que salen de un presupuesto que no la tenía contemplada. Y no se sabe si los próximos presupuestos lo atenderán. Además, no hay exploración de nuevos pozos de petróleo y gas. Eso es falta de horizontes", resaltó.
El experto indicó que la idea energética progresista del Gobierno no es tal, porque "no le cobra el precio de la energía a nadie, ni a los ricos ni a los pobres. Es una idea demagógica el creer que si aumenta las tarifas puede recibir un castigo electoral". "Hay una dosis de ignorancia extraordinaria y muchos piensan que también hay corrupción, que se cree que forma parte estructural del sistema. Hacia el futuro, si el Gobierno llega a sucederse a sí mismo, piensa que irá “atando con alambre” la situación y seguirá pedaleándola como ahora. Es posible que el abastecimiento energético en la Argentina comience gradualmente a empeorar sin colapsar y la gente se terminará acostumbrando a la situación", concluyó Lapeña.
Fuente: La Gaceta
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