La ciencia sencilla hablará de un proceso que si no se detiene nos puede llevar a la desaparición como especie: el calentamiento del planeta por la actividad humana, básicamente industrial, que genera el efecto invernadero en la Tierra.
En un invernadero de vidrio los rayos solares entran y al llegar a la Tierra hacen que aumente la temperatura. El calor que se produce se transforma en rayos infrarrojos que el vidrio no deja salir, de modo que la temperatura aumenta. Es lo que pasa en nuestro planeta.
El “vidrio” de la Tierra está formado por gas carbónico (CO2), gas metano y vapor de agua, que combinados con otros gases lo completan. Al aumentar la cantidad de esos gases, la temperatura de la Tierra también aumenta.
El CO2, el vapor de agua y el metano siempre han existido: son los responsables de la aparición de la vida en la Tierra. Pero hoy aumentaron y hace que se rompa el equilibrio entre la cantidad de CO2 absorbido y el que va al mar y a la tierra; esto hacía que la atmósfera guardara una proporción de CO2 más o menos constante.
A principios del siglo XX, la cantidad aumentó en más del 25%, así que el valor del gas carbónico es el más elevado de los últimos 400,000 años y esto se refleja en los cambios climáticos que vivimos hoy día.
Podemos hacer una lista de fenómenos que ocurren por el aumento de la temperatura en el planeta: la pérdida de los glaciales, la disminución de la capa de nieve y del hielo en el Hemisferio Norte desde los años 60, la frecuencia de temperaturas frías...
Esto es peligroso, ya que debajo de la gran cantidad de hielo hay mucho gas metano que produce 10 veces más el efecto de invernadero. La actividad humana ocasiona grandes extinciones. Se estima que la tasa de desaparición anual de especies es mil veces más rápida que antes de la era industrial, y que más del 30% de las especies podría desaparecer en 2050.
No hay garantía de que este fenómeno se detenga; vivimos en una era en la que todo se hace de manera irresponsable, sin respeto a la Tierra. Si no se pone una solución, desapareceremos como lo han hecho otras especies que no se pudieron adaptar para sobrevivir. Puede sonar exagerado, pero en casi todas las acciones humanas producimos gas invernadero.
En muchas actividades del hombre se consume energía y la mayoría proviene del petróleo en sus diferentes presentaciones. Sin embargo, este recurso natural no es infinito; por eso se deben catalogar las necesidades y buscar fuentes de energía alternativas que reduzcan sensiblemente la producción de los gases de efecto de invernadero.
El ser humano ha desarrollado dos formas de autodestrucción: la guerra y la contaminación; si a esto añadimos la desigualdad social y económica, el futuro de la humanidad no es bueno..., pero esa es otra historia.— Isla Mujeres, Quintana Roo.
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Delfino Guevara Collazo
Fuente: Yucatán
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