Con un ojo puesto en la desaceleración de la inflación y el otro en las cuentas fiscales, el ministro de EconomÃa, Luis Caputo deberá definir en los próximos dÃas un tema clave para ambos frentes: la actualización del impuesto a los combustibles.
En medio de la negociación en el Congreso para avanzar con el capÃtulo fiscal de la Ley Ómnibus, esencialmente con la suba de retenciones que cosecha el firme rechazo de la oposición más dialoguista, la suba del impuesto al combustible es referida como una alternativa para compensar los menores recursos si el oficialismo no logra avanzar en su plan.
Sin embargo, aun cuando finalmente lograra ese apoyo, la suba del impuesto a los combustibles luce inevitable. También será inevitable, en consecuencia, el aumento en el precio de la nafta. Como corolario, la expectativa de una inflación que profundice la tendencia a la baja durante el mes próximo, cuando además se producirá la suba de tarifas, también quedará interpelada.
El denominado impuesto a los combustibles son en rigor dos tributos de suma fija -el impuesto a los combustibles lÃquidos (ICL) y al dióxido de carbono- que se ajustan trimestralmente desde 2018 de acuerdo a la evolución de la inflación. Ese ajuste impacta en su totalidad en el precio final de la nafta. (...)
Fuente: Infobae
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