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La energía eólica como pieza fundamental para la recuperación económica de América Latina

20/05/2020 | INTERNACIONAL | Medio Ambiente | 1939 lecturas | 304 Votos



Los beneficios que han demostrado las energías renovables, y la industria eólica e particular, permiten repensar el mundo que queremos luego de los estragos sociales y económicos que dejará el COVID-19. Una columna de opinión de Ben Backwell, Presidente del Consejo Mundial de Energía Eólica (GWEC, por sus siglas en inglés).




La pandemia del COVID-19 ha creado desafíos económicos y sociales sin precedentes para el mundo, causando un sufrimiento incalculable a los países y comunidades e interrumpiendo las operaciones comerciales a nivel mundial.

Ya se han lanzado o anunciado a nivel mundial paquetes de estímulo calculados por un de 10 billones de dólares para abordar las crecientes tasas de desempleo, la interrupción de los flujos de capital y las crecientes cargas de la deuda.

Ahora más que nunca es crucial que las medidas adoptadas para reanudar rápidamente la actividad económica no pongan en peligro el progreso logrado sobre el cumplimiento de nuestros objetivos climáticos.

Sólo a través de la lente de «reconstruirnos mejor» para un futuro con bajas emisiones de carbono, podremos asegurar una recuperación económica sólida y sostenible.

Facilitar la transición energética, mantener las normas sobre emisiones y asegurar que los planes de inversión se construyan sobre el principio del «no daño» deben ser los principios rectores de los paquetes de estímulo.

Aunque las medidas para contener la propagación del COVID-19 han creado una reducción temporal de las emisiones mundiales de carbono, la experiencia indica que las emisiones se recuperarán rápidamente una vez que se reanude la actividad económica, a menos que tomemos medidas decisivas en estos momentos.

La GWEC, junto con los signatarios que representan a todas las principales empresas y asociaciones de energía eólica del mundo, ha publicado una declaración en la que insta a los gobiernos a centrarse en los efectos a largo plazo y a situar la inversión en energía limpia en el centro de sus planes de recuperación económica para crear un futuro más sostenible y resistente.

En América Latina, donde la energía eólica se ha expandido rápidamente y tiene un enorme potencial para seguir creciendo, los gobiernos deben aprovechar los beneficios económicos que puede proporcionar esta fuente renovable.

BloombergNEF indicó que en 2019 la inversión en energía eólica en América Latina alcanzó los 8.900 millones de dólares, lo que supone un aumento del 87% con respecto a los niveles de 2018. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, un «Nuevo Acuerdo Verde Global» podría generar más de 170 millones de empleos y una inversión adicional que representaría el 3% del PIB mundial.

En Brasil, el octavo mayor mercado de energía eólica del mundo, esta industria ya proporciona más de 230.000 empleos.

En la primera subasta de energía renovable de Colombia, en octubre de 2019, se adjudicó más de 1 GW de capacidad eólica que generará más de 1.800 millones de dólares de inversión en los próximos tres años.

Entre 2016 y 2019, las subastas de RenovAr de Argentina adjudicaron 6,5 GW de nueva capacidad de energía renovable, lo que convierte a la energía eólica y solar en la fuente de energía sin subsidios más competitiva del país, atrayendo casi 7.500 millones de dólares en nuevas inversiones y creando más de 11.000 puestos de trabajo.

Según expertos, por cada 1 GW de energía renovable añadido en Argentina, el país ahorra 300 millones de dólares anuales en combustible líquido y reduce las emisiones de carbono en dos millones de toneladas.

La energía eólica también ha sido una importante impulsora de la renovación y ampliación de la infraestructura crítica de la región, al tiempo que reduce los costos para los consumidores. Por ejemplo, México ha reducido sus costos de generación de energía en más del 63% desde 2014 gracias al desarrollo de la energía eólica y otras tecnologías renovables.

En esta época de crisis, los gobiernos, los órganos intergubernamentales y las instituciones de crédito deben aprovechar el potencial de la industria eólica para generar inversiones de capital masivas, crear empleos especializados, beneficios para la comunidad y renovar la infraestructura esencial que puede permitir un crecimiento económico sostenido y una reducción sustancial de las emisiones.

Los efectos duraderos del COVID-19 y el ritmo de la recuperación mundial dependerán de las medidas que todos adoptemos en los próximos meses, y la industria eólica está dispuesta a ser un socio clave para que los gobiernos creen beneficios sociales y económicos permanentes.

Fuente: Energía Estratégica

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