“Las zonas informales son las más peligrosas porque es gente que no se informa antes de hacer una perforación (...). Una retroexcavadora es un enemigo mortal de un caño (tuberÃa) enterrado porque la señalización es generalmente escasa...â€, sostiene el argentino Juan José Alluisetti, consultor independiente de proyectos de gas licuado de petróleo (GLP) y exfuncionario de Yacimientos PetrolÃferos Fiscales (YPF).
Por vÃa telefónica desde Buenos Aires, Alluisetti expone su criterio sobre la instalación de gasoductos de GLP. “Es preferible evitar siempre zonas pobladas por el riesgo que conlleva (...). Normas internacionales como British Petroleum recomiendan que según la presión que va a tener ese caño será la distancia a zonas pobladasâ€, menciona.
Alluisetti y técnicos ecuatorianos vinculados a la actividad petrolera sostienen que hay mayor riesgo de inflamación en un gasoducto que en un poliducto (que transporta combustibles lÃquidos, como gasolina). “Un derrame de combustible es absorbido por la tierra y es muy difÃcil que genere la suficiente cantidad de vapor para una inmisión.
El GLP al tomar contacto con el ambiente se evaporiza instantáneamente, no permanece en estado lÃquido (...), se va a formar una nube de gas (...), no sube porque es más pesado que el aire, va a quedar sobre la superficie de la tierra; por eso tiene más peligro que un combustible lÃquidoâ€, afirma.
En Guayaquil, la instalación del gasoducto Monteverde-Pascuales a lo largo de la vÃa a la costa y zonas del noroeste genera rechazo de cientos de habitantes que consideran que están sumidos en una situación de riesgo, aunque Petroecuador (a cargo de la obra) ha garantizado la seguridad del sistema.
Un técnico guayaquileño, especializado en riesgos hidrocarburÃferos, afirma que la mayorÃa de las fugas se produce por factores externos. Menciona al menos seis variables (ver infografÃa). Incluye las provocadas por perforación intencionada de tuberÃa por robar combustible. El gasoducto Monteverde-Pascuales trasladará combustible no industrializado.
Entre la magnitud de devastación que ocasionarÃa una explosión, Mauricio Murillo, habitante de Torres del Salado y promotor de una acción legal que busca que Petroecuador cambie el trazado actual, menciona que el 19 de octubre pasado, en Jalisco (México), la explosión de un gasoducto en una autopista dejó tres heridos y obligó a evacuar a 2.000 personas. “Es una igualita a la que están instalando en la vÃa a la costaâ€, sostiene.
Petroecuador, a través de su gerente general, Marco Calvopiña, expuso ante la prensa –el 14 de octubre pasado– que el gasoducto cuenta con seguridad Scada, que supone, en lÃneas generales, un sistema de monitoreo que alerta de fugas al detectar, a la vez, una baja en la presión de bombeo. El gasoducto incluye estaciones de control, válvulas alivianadoras de presión, pero la empresa estatal no precisó cuántas habrá a lo largo de los 124 km de tuberÃa.
“Calcúlele un caño de 12 pulgadas por 10 km de largo (...). Por eso es prioritario que la traza no esté cerca a poblaciones o que se extremen las medidas de vigilancia, lo que va resultar tan caroâ€, comenta Alluisetti. Petroecuador afirma que incorporará las normas API (American Petroleum Institute) 1160, 1162 y 1163, entre otras, para garantizar las seguridades del sistema.
Fuente: El Universo
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