
Al principio lo llamaron "gas de los pantanos", porque fue en ellos donde el hombre lo descubrió; pero luego se sabría que su formación está asociada a la descomposición de la materia orgánica y se le daría el nombre de biogas. Con el tiempo, surgirían diversos métodos para obtenerlo y servirse de él, y su utilización abarcaría las más variadas esferas de la vida, desde la generación de electricidad hasta la soldadura de metales. Sin embargo, al cabo de varios siglos y pese al peligro de agotamiento de los combustibles tradicionales como el petróleo, su aprovechamiento continúa siendo insuficiente. Se estima que un metro cúbico de biogas lanzado a la atmósfera sin combustionar, equivale a una tonelada de CO2.
En cambio, su aprovechamiento permite generar la misma energía que 0,5 litros de diesel, 0,6 litros de keroseno; es decir, es equivalente a 6 KW/h de electricidad. Para ello, solo basta con procesar durante un día las excretas de tres vacas, cuatro caballos, nueve cerdos, 10 carneros o 130 pollos. Pero a este potencial no se le presta la atención que merece.
ENERGÍA A LA BASURA
Así sucede en Pinar del Río, donde solo existen alrededor de 60 "biodigestores", a pesar de contar con un potencial muy superior. El biogas puede emplearse en el plano doméstico para la cocción de alimentos."En la Empresa Porcina, por ejemplo, tenemos 43, cuando las condiciones permiten montar más de 800", explica Manuel Leal, especialista de medio ambiente en la entidad. El nivel de producción de cada uno, más o menos impactante, está asociado a la cantidad de cerdos por biodigestor, pero sin duda constituye una modalidad de ahorro de portadores energéticos de elevado costo en el mercado internacional, además de contribuir al cuidado del medio ambiente.
En el resto del sistema de la agricultura la situación es aún más desfavorable: apenas 16 instalaciones. Como si fuera poco, las estadísticas indican que cerca de la mitad de los sistemas para la obtención de biogás ubicados en el territorio, no funcionan. El empleo limitado de esta valiosa fuente de energía se atribuye, fundamentalmente, al desconocimiento. "Es cierto que además se precisa un nivel de recursos, pero los beneficios hacen viable la inversión", asegura Antero Ramos, secretario ejecutivo de la Comisión Provincial del Fórum de Ciencia y Técnica.
IMPACTO EN LA ECONOMÍA Y EL MEDIO AMBIENTE
Cerca de la mitad de los pocos biodigestores montados en la provincia, no funcionan. Según los especialistas, un biodigestor se puede instalar (entre otros sitios) dondequiera que haya concentración de animales. A grandes rasgos, el procedimiento consiste en propiciar la degradación de la materia orgánica (en este caso las excretas) en ausencia de oxígeno.
Ello posibilita la transformación del residual sólido en abono de alta calidad, similar al humus de lombriz, y al mismo tiempo colectar biogás, una sustancia que puede emplearse en el plano doméstico para la cocción de alimentos y también en el funcionamiento de calderas y hornos, la generación eléctrica, e incluso como combustible automotor. "Se trata de una fuente de energía renovable de gran importancia ante la escasez y el precio elevado del petróleo", explica Antero. "Por otra parte, constituye una vía efectiva para el tratamiento de los residuales de la actividad agropecuaria, mediante la cual se evita la contaminación de las aguas y la emisión a la atmósfera del metano, un gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global."
ENTONCES, ¿POR QUÉ NO AUMENTA SU USO?
El especialista de medio ambiente de la Empresa Porcina, una de las de mayores potencialidades para desarrollar la producción de biogas, comenta que para la cría de cerdos en cualquiera de las modalidades de convenio establecidas, es indispensable garantizar el tratamiento de los residuales. La inmensa mayoría de los productores de la provincia, sin embargo, han optado por hacerlo mediante "trampas de sólidos" y sistemas de lagunas de oxidación, una práctica que controla hasta cierto punto la agresión al entorno, pero no impide la emisión de gases nocivos a la atmósfera. "Sucede así porque es la opción más sencilla, y lamentablemente falta cultura sobre la utilización del biogas", argumenta el funcionario. No obstante, reconoce que tampoco hay una estructura especializada en el montaje de biodigestores, capaz de brindarle el servicio a quien pretenda desarrollar la experiencia.
"Los existentes han sido fabricados por los propios campesinos o recibidos a través de convenios de cooperación", admite. Incluso en esos casos, la explotación es limitada y muchas veces parece responder más a una formalidad para cumplir las regulaciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), que a un interés real de reducir la dependencia de recursos agotables y contribuir con la preservación del planeta, lo cual se asocia también a los subsidios que se reciben en el uso de otras fuentes de energía. Como están a la mano y son asequibles, los productores potenciales no le prestan al biogás la atención que requiere, coincide Ortelio Rodríguez, especialista de la delegación provincial de la Agricultura.
Entre las excepciones, pudiera mencionarse a Ronald Rivera, un productor porcino de las afueras de la ciudad de Pinar del Río, que desde hace dos años se sirve de las bondades del biogas. "Las condiciones de higiene han mejorado notablemente. Incluso el arroyo que corre detrás de las naves de los animales está limpio", dice. Mientras tanto, Leyda Castañeda, su esposa, describe un impacto favorable también en la cocina. "El aprovechamiento de algo que antes se botaba, me ha permitido prescindir de la hornilla eléctrica y rebajar notablemente el gasto de corriente". Pero este no pasa de ser un caso aislado en un contexto donde predomina la práctica de lanzar a la basura una reserva de ahorro.
Fuente: Portal Cuba
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