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Cepsa fortalece su cuartel de ideas

08/04/2013 | INTERNACIONAL | Medio Ambiente | 3003 lecturas | 452 Votos



La compañía investiga en su Centro de innovación en Alcalá de Henares técnicas para recuperar el petróleo incrustado en la roca sin ningún impacto negativo para el medio ambiente.




Espoleada por la crisis, la fuga de cerebros es una amenaza que sobrevuela el tejido productivo del país. Y que afecta de lleno a las empresas nacionales que, para retener el talento, deben redoblar sus esfuerzos en innovación.

Prueba de la apuesta de Cepsa en este campo, en 2008 la compañía inauguró su Centro de Investigación en Alcalá de Henares: un área con 9.000 m2 dedicados a laboratorios y plantas piloto. Un centro en el que, por un lado, la empresa emplea a recién licenciados y, por el otro, contribuye a formar futuros puestos ejecutivos de la empresa, además de ingeniar nuevos proyectos y patentes. El departamento de Cepsa comenzó en 1975 y su presupuesto en I+D no ha dejado de aumentar desde hace años.

Sigue al alza: en 2013 invertirá 9,86 millones de euros, lo que supone un aumento frente a los 9,24 millones que dedicó en 2012. Así, la investigación de la compañía se distribuye entre las cuatro divisiones del grupo: refino (un 35% del total), petroquímica (35%), exploración y producción (20%) y corporación (10%). En el cuartel general de ideas de la empresa en Alcalá de Henares, los proyectos se agolpan. Uno de los principales estudia la recuperación mejorada de petróleo.

A diferencia del “fracking”, técnica que ha revolucionado el mercado energético y que extrae por completo el crudo incrustado en la roca rompiéndola mediante fractura hidraúlica, la tecnología de Cepsa es más respetuosa con el medio ambiente: simplemente limpia la piedra a través de la inyección de un detergente que permite recuperar el crudo. Un trabajo conjunto entre las divisiones de química, exploración y producción de Cepsa y su centro de investigación.

“Nosotros no rompemos la roca sino que la lavamos. Para ello inyectamos sulfactantes, es decir, un detergente, para que limpie la roca y extraiga el petróleo”, señala Rafael Larraz, director del centro de investigación. Como explica, cuando se explota por completo un pozo petrolífero, entre el 40% y el 50% del total del crudo permanece en la roca.

La técnica de recuperación permite sacar entre un 10% y un 20% adicional, por lo que la empresa pretende emplearla para alargar la vida de pozos maduros. Así, la compañía comenzará a probar esta tecnología en su centro de producción en Colombia. “Además, el detergente utilizado (LAB) es biodegradable por lo que la tecnología no tiene impacto alguno sobre el medio ambiente”, afirma Larraz.

DIESEL EXTRAÍDO DE ALGAS

Asimismo, otro de los proyectos de la compañía consiste en la fabricación de diesel a partir de microalgas, una idea en la que llevan trabajando dos años. “Seleccionamos microalgas criadas en la zona de Huelva, las criamos con dióxido de carbono y aguas residuales de la refinería que tenemos en La Rábida. A partir de las algas, podemos generar diesel con el que producir todo tipo de aceites y productos”, señala Larraz.

El proyecto se desarrolla en colaboración con las universidades de Huelva y Cádiz y el objetivo es abaratar el proceso. “Hay muchas posibilidades de mejora, como la modificación genética de las algas”, indica el directivo. El gran peso de la química en el centro también se aplica en otro proyecto consistente en la regeneración de catalizadores, claves para el refino del petróleo y la obtención de distintos compuestos químicos a partir del crudo. Una reutilización que supone un ahorro de cinco millones de euros anuales para la compañía y disminuye la producción de residuos en este sentido.

Asimismo, antes de utilizar dichos catalizadores en las tres refinerías que la compañía tiene en España (dos en Andalucía y una en Canarias), Cepsa los prueba en el centro de investigación en sus plantas piloto para asegurar su eficiencia. La innovación de la compañía también se centra en reforzar los biocombustibles de segunda generación, aquellos que no proceden de cultivos.

La normativa europea establece que para 2020 solo el 5% de los biocombustibles de transporte procedan de cultivos, para que no haya una influencia negativa sobre los precios de los alimentos en épocas de escasez. Debido a ello, Cepsa está estudiando la producción de biofueles a partir de biocelulosa en un proyecto en colaboración con el Instituto de Tecnología Química de Valencia y el CSIC.

“A partir de residuos forestales y agrícolas obtenemos un diesel de buenísima calidad que se puede meter directamente al gasoil”, describe Larraz. Esta pujanza innovadora también se encauza desde 2005 en otro proyecto para hidrotratar el aceite vegetal y así poder introducirlo en el diesel. Una batería de ideas que busca, a corto plazo, la rentabilidad, o sirve para preparar escenarios a largo plazo. El diesel del futuro puede ir del mar al depósito.

Fuente: ABC España

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