
A 80 años de esa efemérides, la industria hidrocarburífera argentina sigue apostando a su producción, pero ya no en vistas a lograr el autoabastecimiento que por tantos años se pregonó, sino que ahora la meta es llegar al mundo de la mano del GNL para multiplicar así las exportaciones.
En este nuevo escenario hay una clave ineludible de fondo, una condición sine qua non para que las metas de la industria hayan virado hacia apostar a lo grande, y no es otra cosa más que el desarrollo de Vaca Muerta.
De acuerdo a los registros oficiales de la Secretaría de Energía de la Nación, durante el año pasado la producción de gas tuvo un promedio diario, los 366 días del año ya que fue bisiesto- de 138,79 millones de metros cúbicos.
Este nivel de producción marcó un incremento del 5,32% en relación con el 2023, cuando la producción media del año había sido de 131,78 millones de metros cúbicos.
Y tuvo toda su explicación en el shale gas de Vaca Muerta, dado que en los segmentos del convencional y del tight, el balance del año marcó que hubo una caída.
En concreto, la producción de gas convencional se retrotrajo un 5,94% durante el 2024; mientras que la de tight o gas de arenas compactas, cayó otro 6,35%. Que el 2024 haya cerrado entonces un año en alza se debe exclusivamente al gas de Vaca Muerta, que trepó un 12,04% y compensó con creces estas caídas.
Pero este crecimiento de la producción del gas de Vaca Muerta es mucho más destacado si lo que se observa son los volúmenes sentó el 50,19% de todo el gas que se generó en el año. El convencional fue el segundo flujo en términos de peso en el año, con 51,91 millones de metros cúbicos diarios y representó el 37,4%.
Fuente: Diario Río Negro
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