El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Alonso-Álvarez ha estudiado el impacto en la salud de la población de gaviotas que estuvo expuesta al vertido de fuel pesado del buque Prestige, 17 meses después de la catástrofe ecológica.
Sus trabajos demuestran que las gaviotas criadas en la zona del vertido tenían dañados órganos vitales, como el hígado y los riñones, un año y medio después del hundimiento. Las crías que nacieron en 2004 presentaban asimismo una alta concentración de hidrocarburos en sangre.
Alonso-Álvarez destaca que los resultados sobre las crías son los más preocupantes, dado que un año y medio después del vertido existe contaminación de hidrocarburos policíclicos aromáticos en la sangre de los pollos de gaviota que no estuvieron expuestos al vertido de manera directa porque nacieron un año después. Esto indica que el petróleo se mantiene en la cadena alimenticia.
El equipo analizó las concentraciones de 16 tipos de hidrocarburos policíclicos aromáticos en la sangre de las gaviotas de zonas contaminadas, y comparó estos resultados con los análisis en otras colonias de aves en áreas no afectadas por el desastre.
Los hallazgos, publicados por las revistas Environment International y Aquatic Toxicology, enfatizan la necesidad de cuantificar el nivel de contaminantes químicos permanentes, con el objetivo de poder evaluar los impactos a largo plazo asociados a grandes vertidos, como el del Prestige.
Los autores advierten en sus conclusiones de que hay riesgo de subestimar el impacto de los vertidos de fuel en las poblaciones de las zonas contaminadas, al pasar por alto los efectos a largo plazo resultantes de una exposición crónica.
Fuente: Periodista Digital
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