Ya es casi un lugar común señalar que, si bien comparten la misma cordillera, Chile exporta minerales por más de US$55.000 millones anuales, en su gran mayoría de cobre (85%), mientras la Argentina oscila entre US$3500 y US$4000 millones y dejó de producir cobre en 2018, cuando finalizó la operación de la mina Bajo de la Alumbrera, en Catamarca.
Desde entonces el mineral “estrella” pasó a ser el litio en el noroeste, aunque su participación se ubica –en lo que va de este año– en torno de 15% de las exportaciones totales, donde siguen predominando los minerales metalíferos (oro, plata y cobre). El principal mercado fue China, con 68% de las ventas externas del sector, seguido por Estados Unidos, con 12%.
Con cinco proyectos ya en marcha –dos en Salta (Sal de Oro y Centenario Ratones), otros dos en Jujuy (Cauchari-Olaroz y Salar Olaroz) y uno en Catamarca (Mina Fénix)–, la capacidad instalada pasó de 37.500 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) en 2022 a 112.500 en 2023 y a 158.000 estimadas para este año. O sea, se cuadruplicó en un trienio.
Además, la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) destaca que otros 16 proyectos ya tienen fecha tentativa de puesta en marcha entre lo que resta de este año y 2027, sobre un total de 30 registrados.
Fuente: La Nación
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