
De llevarse a cabo, esta medida elevaría peligrosamente la tensión en Medio Oriente y tendría profundas repercusiones económicas a nivel mundial, ya que por esa vía estratégica transita cerca del 20% del petróleo que se comercia globalmente.
El general Esmaeil Kousari, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento, confirmó a la televisión pública iraní que “la Cámara ha alcanzado la conclusión de que hay que cerrar el estrecho” , aunque aclaró que la decisión definitiva corresponde al Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el órgano que asesora al líder supremo.
El Estrecho de Ormuz, ubicado entre Omán e Irán, es uno de los puntos de estrangulamiento marítimos más críticos del planeta. Su cierre, total o parcial, provocaría una interrupción inmediata en el flujo energético internacional. Expertos como Warren Patterson, jefe de estrategia de materias primas en ING Research, advierten que una medida de este tipo podría elevar el precio del crudo Brent hasta los 120 dólares por barril. Si las interrupciones se prolongan, el Brent podría alcanzar e incluso superar los niveles récord de 150 dólares registrados en 2008.
El aumento en los precios del petróleo no solo impactaría directamente en los mercados energéticos, sino que también elevaría considerablemente los costos del transporte marítimo , ya que el combustible es uno de los principales gastos operativos de la industria naviera. Este encarecimiento afectaría las cadenas globales de suministro y se traduciría en un alza generalizada de precios, exacerbando las presiones inflacionarias en diversas economías del mundo.
Irán, que produce 3,3 millones de barriles diarios y exporta cerca de 1,7 millones , depende fuertemente de los ingresos provenientes de los hidrocarburos. Por ello, un eventual cierre del estrecho implicaría también riesgos significativos para su propia economía, además de consecuencias para sus clientes y aliados.
Aunque Teherán ha amenazado en múltiples ocasiones con cerrar el paso marítimo como forma de presión, nunca lo ha hecho, consciente del alto costo que representaría tanto para sí como para el resto del mundo. Sin embargo, la reciente propuesta parlamentaria indica una nueva etapa de endurecimiento en la postura iraní frente a las acciones militares de Estados Unidos y sus aliados.
La tensión se incrementa también con declaraciones internacionales: Moscú advirtió que hay países dispuestos a suministrar armamento nuclear a Irán , mientras que Israel afirmó haber alcanzado “objetivos clave” tras los ataques estadounidenses.
La comunidad internacional sigue con atención el desarrollo de los acontecimientos. Grandes consumidores de petróleo como China, India y la Unión Europea podrían ver seriamente afectadas sus economías si se interrumpe el flujo de crudo por el Estrecho de Ormuz. El aumento de los precios energéticos y del transporte global tendría un efecto en cadena sobre el costo de vida, agudizando los desafíos inflacionarios que aún persisten en muchas regiones tras años de volatilidad económica.
En este escenario de creciente incertidumbre, la decisión que tome Alí Khamenei será determinante no solo para el futuro inmediato del Golfo Pérsico, sino también para el equilibrio energético y financiero global. Un eventual cierre del Estrecho de Ormuz se perfila como uno de los factores más desestabilizadores del panorama internacional en 2025.
Fuente: La Mañana de Neuquén
186 lecturas | Ver más notas de la sección Noticias Destacadas