Por su rivalidad con el gobernador bonaerense, el presidente Javier Milei había decidido cambiar la provincia adonde iba a radicarse el proyecto a la de Río Negro.
Una planta productora de GNL que cambiará la matriz energética del país. Así se presentó en 2022 el gobierno anterior al proyecto de licuefacción del gas natural de Vaca Muerta por parte de YPF junto a la malaya Petronas , una de las petroleras más grandes del mundo y la cuarta más importante en ese sector. Ambas empresas trabajaban juntas desde hacía ocho años en el desarrollo de la segunda reserva de gas no convencional del mundo . El año pasado el proyecto se cayó y la compañía nacional salió a buscar otros socios para desarrollarlo en otra provincia y ya no con la planta en tierra.
La idea inicial consistía en la construcción de un gasoducto y la ampliación del puerto, para el que ya habían comprado la tierra. Una vez alcanzado el máximo de capacidad, preveían exportar 460 barcos por año , de acuerdo a las cifras oficiales. En ese momento, previo a la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que generó autonomía energética, Argentina importaba 35 buques anualmente en el pico de consumo de invierno.
La planta productora de GNL implicaba en total el desembolso de US$ 30 mil millones de inversión . Esto iba a permitir producir hasta 5 millones de toneladas/año de GNL en una primera etapa. Y a los diez años, cuando el proyecto estuviera finalizado, producir y exportar más de 25 millones de toneladas/año. Así anunciaron que Argentina ingresaría al selecto club de las hasta ahora cuatro naciones productoras de gas natural licuado del mundo.
El trabajo previo entre las empresas implicó reuniones cada tres meses entre las partes, intercalándose las citas en Argentina y Malasia. En uno de los viajes a Kuala Lumpur incluso participó Pablo González , el entonces titular de YPF. Durante su mandato había dejado adelantado el proyecto del Gasoducto Vaca Muerta Sur, que beneficiaba directamente a Río Negro, además del de GNL, proyectado en territorio bonaerense.
La firma del memorando de entendimiento (MOU, por el inglés) con Petronas se había anunciado después de dos años de trabajo. En su momento, fuentes de la compañía habían confiado que estiraron el plazo de oficialización para que no se solapara con el del gasoducto Néstor Kirchner. Fue una fecha anecdótica para quienes participaron, y así se ocupan de narrar cuando lo recuerdan. La rúbrica la realizaron un jueves, el 1º de septiembre de 2022: firmaron el MOU y un acuerdo de estudio y desarrollo conjunto. De forma consensuada, las petroleras lo informaron a la Bolsa como hecho relevante ese mismo día. Sin embargo, la noticia en las tapas de los diarios y en las conversaciones fue eclipsada cuando a las 20.52 de esa noche una persona atentó contra la vida de la entonces vicepresidenta, Cristina Kirchner.
Una persona al tanto de las negociaciones que se llevaron de forma confidencial entre las partes detalló a PERFIL que había un preacuerdo de asociación en el que YPF se quedaría con el 51% y Petronas con el 49% . Ambas iban a abrir las participaciones a terceros después de firmar la decisión final de inversión.
Por qué se frustró. El cepo al dólar y las dificultades económicas que enfrentaba el país jugaron un factor fundamental. Pero también se metió de lleno la política nacional. En una entrevista con Alejandro Fantino, el presidente Javier Milei anunció que no pensaba instalar la planta de GNL en Buenos Aires por su rivalidad con el gobernador, razón por lo que lo realizaría en Río Negro. “En Buenos Aires tenés al lastre de Kicillof, que es un expropiador serial. ¿Le van a confiar a un comunista? Si hubiera querido hacer las cosas bien, se hubiera adherido al RIGI nacional”, había acusado Milei. “Obvio que se va a ir a otro lado. ¿Vas a invertir donde está Kicillof? ¿Para qué quiere un RIGI distinto, para hacerlo con sus ideas comunistas?”, remató.
“Esperemos que Milei no espante a Petronas. Por favor, no lleve a perder esta inversión para la Argentina”, había pedido el año pasado el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. El ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, advirtió que “si se retira, el presidente Milei les tendrá que explicar a los accionistas por qué no se estaría llevando a cabo. Nosotros queremos que no sea así porque, más allá de la localización que tenga, siempre quisimos que la inversión se haga en Argentina”.
“Si esto se hubiera tomado como política de Estado, Petronas estaría acá”, había criticado el ex-CEO de YPF Pablo González. Explicó a la vez que los técnicos de la petrolera de Malasia “varias veces fueron a Bahía Blanca a estudiar las condiciones logísticas. Incluso se hizo una reserva del terreno del puerto bahiense”.
“Petronas se enteró por los diarios de que el Gobierno iba a querer trasladar la planta de licuefacción a Río Negro, y ellos son muy celosos de la comunicación. Se tomaron muchas decisiones sin comunicarles ”, se lamentó un conocedor del acuerdo.
Desde YPF habían desmentido la denuncia del desinterés de Petronas por la ubicación patagónica. “Ellos no solo acompañaron la decisión, sino que hicimos un comunicado conjunto con nosotros. Y un comunicado ellos solos reafirmándolo. Si no hubiesen estado de acuerdo, no hubieran emitido un comunicado propio apoyando la decisión”, se expresaron.
Lo cierto es que Petronas definió su salida en un contexto de jerarquización de cuáles de los proyectos que tenía en su cartera iba a ejecutar , ya que también tenía en etapa de análisis fuertes desembolsos en otros países. Las complicaciones económicas de Argentina no favorecieron el desarrollo del ambicioso plan de GNL por el que había firmado su interés un par de años atrás. Las inestabilidades e incertidumbres afectan más, al tratarse de un proyecto de enorme envergadura cuya recuperación de la inversión no empiezan a verse hasta avanzada la producción.