“Creo que el shale a nivel mundial está aprendiendo más rápido. En Estados Unidos, en 1990 era una teoría, en el 2000 ya estaban perforando y tenían facilidades para importar, pero entre 2005 y 2018 se dio vuelta la situación y pasaron de importadores a exportadores duplicando las reservas. Los tiempos se van acortando y las curvas de aprendizaje también. Nosotros incorporamos el aprendizaje de EE.UU. con la receta de Vaca Muerta “, afirmó Bulgheroni, invitado al evento “Vaca Muerta: una nueva oportunidad”, organizado por el diario La Nación.
En tanto, consultado por los cuellos de botella en la producción, dijo que siempre se generan y que también pasó en los Estados Unidos. “Hoy el cuello de botella aquí es llegar con el gas al mercado argentino de la zona metropolitana, pero en Estados Unidos también los hubo. Por ejemplo, en 2005 no conseguías cañerías para perforar pozos, después necesitaban arena resinada y no había capacidad para resinar, luego faltaba arena y por último donde guardarla. Es lo que mencionó Miguel Ángel Gutiérrez. En Estados Unidos en 2017 y 2018, no tenían lugar donde guardar la arena y acá esa infraestructura la vamos a necesitar y como industria hay que fomentarla”, planteó, en diálogo con Carla Quiroga, periodista del diario.
Por otro lado, se refirió a las inversiones y dijo que desde 2013 invierten US$300 millones de dólares por año en no convencional y, a partir de 2016, tienen pilotos en shale oil y shale gas.
“Somos bastante optimistas en cuanto al recupero de inversiones y nos ponemos objetivos ambiciosos. Miramos a largo plazo y la nuestra es una industria de riesgo. En un pozo primero hay buena producción y luego declive con una vida de 30 a 40 años.Estamos acá por muchos años y el recupero de inversiones puede darse en un plazo de entre siete y diez años. Son los riesgos que tomamos como industria”, concluyó.
Fuente: Revista Petroquímica
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