Ante la generalizada baja en los márgenes de ganancias, la actividad refinadora pasa por un momento complicado a nivel global, según la visión del gerente de Performance en Axion Energy, Hernán Pompozzi. “La capacidad de refinación está sobredimensionada en todo el mundo. Eso explica, en parte, por qué los márgenes son tan bajos”, argumentó el directivo, quien disertó en la edición 2018 de la conferencia sectorial LARTC. A su criterio, el panorama es bastante heterogéneo a escala regional. “Latinoamérica conforma un mercado muy grande, con realidades sumamente diferentes.
Hay países sin hidrocarburos y más sujetos a los vaivenes de las cotizaciones (como Chile o Uruguay), mientras que otros son medianamente autosuficientes (como sucede con la Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Ecuador). Pero todos tenemos algo en común: niveles de rentabilidad relativamente bajos”, resumió. La situación es en cierta medida compleja, apuntó, por más de que la región ostente una posición geográfica privilegiada. “Por estos días resulta clave manejar el tema de los costos y ser cada vez más competitivos, incluso con márgenes en baja”, expresó.Pompozzi // “A la hora de atraer nuevos talentos a la industria, hay que comunicar bien la pasión que teníamos cuando entramos en los complejos productivos y hallar las maneras de acelerar el aprendizaje a través de las nuevas tecnologías”
Dado que los mercados latinoamericanos no pueden manejar los valores internacionales, indicó, el foco debe estar puesto en la gestión de costos. “Tenemos que optimizar nuestras operaciones, hacer inversiones más eficientes y utilizar de manera inteligente la disponibilidad de la capacidad instalada”, enumeró. Desde su óptica, el tema cultural no es un detalle menor para la industria en general. “No hay dudas de que somos terriblemente sensibles a las variaciones de los precios internacionales. Lo vemos de manera continua en la Argentina y Brasil.
Como sociedad tenemos un problema cultural que se transfiere a la industria”, se lamentó.
Cuestión de escala
Con respecto al desafío de atraer a los mejores talentos a la industria, Pompozzi comentó que los tiempos para los chicos que se están recibiendo son cada vez más cortos. “Por eso hay que comunicar bien la pasión que teníamos cuando entramos en los complejos productivos y hallar las maneras de acelerar el aprendizaje a través de las nuevas tecnologías”, destacó. Las personas a incorporarse, remarcó, deben ser digitales. “Las generaciones que vienen seguramente se van a reír de que nosotros miráramos una variable durante un mes seguido para sacar conclusiones.
Hay que reorientar y transmitir las bondades hacia donde estamos yendo”, subrayó.En base al nuevo escenario regulatorio, en tanto, observa que la industria de la refinación está moviéndose hacia el coque, y no a producir fuel oil. “Por eso a los productores les preocupa menos la calidad de este recurso”, explicó. A su criterio, la petroquímica regional tiene futuro, pero requiere una condición que no todos tienen en Latinoamérica: alcanzar cierta escala.
“Es imposible pensar en complejos de la envergadura que hay en Medio Oriente. Resulta preferible llegar a un nivel mínimo para ser rentables y sustentables en el tiempo, y producir para alimentar negocios de nicho”, diferenció.Riesgo políticoPompozzi también señaló que hay cierta falacia sobre la amigabilidad ambiental de los e-cars. “Un 85% de la generación eléctrica argentina está basada en combustibles fósiles. Más alá de eso, es probable que los autos eléctricos tengan una mayor preponderancia en el mercado”, reconoció. Hasta el momento, objetó, siguen siendo caros y necesitando beneficios impositivos. “Pero no hay dudas de que habrá una mayor presión sobre las gasolinas.
La industria deberá decidir si refinará más para abastecer de materia prima a la actividad petroquímica o elaborar aromáticos”, proyectó.Un 90% de lo que hoy producen las refinerías, cuantificó, está destinado al sector de la movilidad. “La pregunta es qué pasará en un mercado donde todo se vuelve eléctrico”, cuestionó. Para finalizar su disertación, expresó que el que invierte en la región sabe perfectamente que hay un riesgo de injerencia política en el negocio. “Por eso, en lugar de exigir un 15% de rentabilidad pueden demandar un 20%, lo cual es perfectamente entendible”, justificó.
Fuente: Revista Petroquímica
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