Durante muchos a帽os, a la Argentina le preocup贸 m谩s tener energ铆a barata que explotar los recursos energ茅ticos como parte de una matriz productiva que garantice la demanda interna y adem谩s permita la exportaci贸n.
Pero lo de barata era una fantas铆a. El peso de los costos internos que dejado de lado porque el Estado decidi贸 compensarlos con subsidios que pag贸 toda la sociedad, sin importar demasiado si el usuario usaba mucha energ铆a, poca o nada. Pero apareci贸 Vaca Muerta y el mapa cambi贸.
La bendici贸n de tener un recurso natural abundante, como lo puede ser en el futuro el petr贸leo y el gas no convencional, trae aparejados otros compromisos. Como dicen los empresarios petroleros, el nombre del negocio ahora es otro: ya no se trata de abastecer el consumo, sino de buscar nuevos mercados que alimenten el flujo de divisas que necesita la Argentina. El foco debe ser la exportaci贸n, y para ello hay que introducir una agenda integral que apunte a una mayor competitividad.
Los costos que hacen falta para llevar gas a mercados como India o China, no los puede compensar m谩s el Tesoro, sino que deben ser el resultado de una producci贸n m谩s eficiente que debe lograr toda la cadena. Como sucede en todo a帽o electoral el sector energ茅tico aspira a conseguir consenso pol铆tico sobre la continuidad de esa agenda. No es un capricho, sino una necesidad. Lo que la Argentina necesite conseguir dentro de cinco a帽os, lo debe empezar a sembrar ahora. Dejar pasar la oportunidad de que el gas y el petr贸leo no convencional multipliquen la riqueza que aport贸 el agro con la soja y la revoluci贸n de la siembra directa, ser铆a una necedad imperdonable.
La primera pol铆tica que permiti贸 potenciarla explotaci贸n de Vaca Muerta fue el acuerdo alcanzado entre las petroleras, los gremios, las provincias productoras y el Estado. Ese compromiso permiti贸 mejorar la productividad y al Lin贸 inversiones que se tradujeron en m谩s energ铆a. Falta ahora adecuar la infraestructura para poder transportarla y exportarla.
Tambi茅n es necesario ajustar marcos regulatorios para firmar contratos de largo plazo, y acordar que la estructura tributaria deber铆a permanecer estable para que las empresas argentinas puedan respetar compromisos que por lo general duran masque el mandato de un presidente. (...)
Fuente: El Cronista
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