
rnardo Saravia Frías – abogado (UBA), con LLM en la Universidad de Illinois– dice que hay un punto de inflexión en su carrera: haber sido Procurador General de la Nación. "Es un antes y un después", define.
"Cambia la cabeza, es un mindset totalmente diferente.
Da una visión más holística. Entendés cómo funciona el sector público, la Justicia, el juez de cada fuero e, incluso, cada ministro de la Corte", explica.
Ex jefe de Legales del Bank of America en el país, durante su paso por la función pública (2015-2019), participó en la estrategia jurídica de temas de alta sensibilidad, como los holdouts, la apertura del cepo y, fundamentalmente, el juicio en Nueva York por la estatización de YPF.
-¿Cómo vio lo que pasó con el Procurador: el súbito despido de Barra, el reemplazo por Castro Videla, que es cuestionado por conflicto de intereses?
-Es triste ver un manoseo así. Todas las personas del sector privado que se acercan a la función pública están expuestas a este tipo de situaciones. Es triste el manoseo que ocurrió. Son cosas que no ayudan a la institucionalidad.
El juicio de YPF, por monto y lo que significa, es el asunto más importante que tiene la Procuración.
El procurador anterior se había excusado por conflicto de intereses. Que el actual tenga un problema similar tampoco es bueno.
¿Era posible evitarlo?
Es un caso en el que Burford, prácticamente, contactó a todos los mejores profesionales del mercado local.
-Cuando uno ejerce la profesión, a un cierto nivel, tiene que saber que, en un punto, entrará en la disyuntiva. Una es si estás dispuesto a litigar contra tu país en un foro internacional.
A mí, realmente, me costaría muchísimo. Ahora, una vez que decidiste y aceptaste, tenés que saber que eso es un costo: el conflicto de intereses. Las dos cosas no se pueden hacer.
Como estudio jurídico, no podés litigar contra el país y asesorar al Estado argentino al mismo tiempo. Todos los que actuaron con Burford tienen que hacerse cargo de esto.
-Mencionó el juicio YPF.
A usted, le tocó seguirlo.
Prácticamente, era defender a un acusado encontrado con el puñal en la mano al lado del cadáver.
-Sí, sí (ríe). Se habían designado abogados que no estaban a la altura de las circunstancias.
Agarré el juicio empezado, con escritos ya presentados. Eso limita mucho tu capacidad de maniobra.
Y, más importante, era la reputación que teníamos ante la jueza, con los juicios anteriores, por la reestructuración de deuda y el default. Hubo que hacer un trabajo enorme en esos tres planos. En la audiencia en la que me presenté, la jueza (Loretta Preska), ofendida, me dijo que era primera vez que iba un representante argentino y que, además, hablara inglés.
-¿Cuánto se retrocedió en el caso durante los últimos cinco años?
-Hubo muchas cosas que se dejaron en suspenso y se perdió no sólo la velocidad, sino también el efecto. Eso se ve en la reacción de la jueza hoy: con virulencia, cansada de haber dado tantos pasos atrás. No digo que sea un caso fácil o difícil de ganar. El monto representa el hartazgo por parte de la jueza. Es un nivel absurdo. Lo que te está diciendo es otra cosa: que algo estuvo mal.
-¿Se puede dar vuelta?
-La gran oportunidad que tiene el país es explicar. La bala de plata es reducir el monto en la Cámara. Los argumentos técnicos están.
La oportunidad es muy grande. Quiérase o no, la política tiene su influencia.
Hay que aprovechar al máximo el alineamiento que tiene el Gobierno argentino con el de los Estados Unidos. A esta altura, todo el mundo sabe el esfuerzo que está haciendo la sociedad argentina. Hay que saber explicarlo, poner los argumentos técnicos del caso sobre la mesa. Están y sobran.
-¿Cuáles son? -El tipo de cambio aplicable y la tasa de interés. Pueden servir, y mucho, para que la Cámara reduzca el monto.
Lo que no se puede seguir haciendo es, ante Preska, que está ejecutando la sentencia, mantener una actitud de postergación, de que se difiere todo para no hacer nada, de esconder las cosas. No ayuda a tu reputación.
Y es fundamental entender a quién tenés enfrente: el CEO de Burford, Christopher Bogart, está llevando el tema en persona.
Es muy audaz, con muchas conexiones y mucha fuerza para imponerse.
Fuente: Apertura
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