Era una empresa argentina que crecÃa a pasos agigantados en Perú, pero de la que poco se conocÃa en Buenos Aires. Con perfil bajo, logró posicionarse como uno de los principales jugadores del sector energético en la región y, más recientemente, en Vaca Muerta, tras adquirir el año pasado los activos locales de ExxonMobil por al menos US$1700 millones.
Pluspetrol actualmente produce en la Argentina 55.000 barriles diarios de petróleo y 12,6 millones de metros cúbicos por dÃa (m3/d) de gas, lo que la convierte en la tercera mayor empresa de la cuenca neuquina, gracias a sus yacimientos La Calera y Bajo del Choique.
Sin embargo, su verdadera "mina de oro" está del otro lado de los Andes: desde 2004 opera Camisea, el principal reservorio de gas natural de América Latina, que aporta el 96% de la producción total de Perú. Se trata de un megayacimiento ubicado en plena AmazonÃa cusqueña, con una producción de 47 millones de m3/d, equivalente al 33% de lo que produce hoy toda la Argentina.
El clima en la región es tan extremo como su geografÃa: en invierno, las máximas rondan los 31°C, y en verano, la sensación térmica puede rozar los 50°C, con una humedad abrumadora.
El centro de Pluspetrol en Camisea, a orillas del rÃo Urubamba
Para la economÃa peruana, Camisea fue un punto de inflexión. No solo reemplazó la importación de combustibles lÃquidos por producción local, sino que generó un ahorro estimado de US$126.000 millones en 21 años y un impacto de 2% en el PBI.
Gracias al excedente de gas, en 2010 Perú se convirtió en el único paÃs sudamericano con una planta de gas natural licuado (GNL), desde donde exporta el equivalente a 20 millones de m3/d en estado lÃquido a Asia, Europa y Estados Unidos. A modo de comparación: el primer barco de licuefacción que arribará a la Argentina en 2027 tendrá capacidad para 11,5 millones de m3/d, y el segundo, previsto para 2028, alcanzará los 16 millones.
LA NACION viajó a conocer el corazón de Camisea, ubicado en el centro del paÃs, al otro lado de Lima, tras cruzar la cordillera. AllÃ, en medio de un espeso manto verde y junto al rÃo Urubamba, se levanta un pequeño poblado que alberga la planta de procesamiento, un aeropuerto, helipuerto y muelle, contenedores convertidos en viviendas para los 1800 trabajadores y hasta canchas de fútbol, squash, gimnasio, salas de reunión y espacios de recreación.
"Bienvenidos aeródromo Malvinas", dice el cartel de bienvenida, en grandes letras amarillas. Asà bautizó el gobierno peruano la base operativa del descubrimiento gasÃfero realizado por Shell -de capitales británicos-en 1982, en un gesto simbólico de respaldo hacia la Argentina.
Shell nunca llegó a desarrollar el proyecto. Más allá de los desafÃos técnicos que implica explotar gas -más complejo que el petróleo-, Camisea está en una zona de alta sensibilidad social y ambiental. Además, en ese momento, Perú atravesaba una grave crisis económica con hiperinflación incluida.
En 1998, el entonces presidente Alberto Fujimori revocó la concesión a Shell, tras más de 15 años sin avances, y volvió a licitar el área. En 2000, el consorcio integrado por Pluspetrol (27,2%), Hunt Oil (25,2%), SK Innovation (17,6%), Tecpetrol (10%), Repsol (10%) y Sonatrach (10%) resultó adjudicatario. Cuatro años después comenzó la producción, bajo operación de la primera firma argentina.(...)
Fuente: La Nación
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