En el 2016 fui invitado a Chile como parte de un programa organizado por ambas Cancillerías para hablar de la integración energética en la región. Desarrollé el teorema de las 3R de la integración energética.
La primera R, redes en común. Destaqué que ya nos unían con Chile 7 interconexiones de gasoductos, un oleoducto y una interconexión eléctrica. La segunda R, recursos en común. Subrayé entonces la potencialidad que ofrecía Vaca Muerta y la complementación con las energías renovables que desarrollaba Chile. Por último, la tercera R, reglas en común. Enfaticé que la integración física no se traduce en negocios e inversiones de largo plazo si no hay una agenda de convergencia regulatoria que de escala regional a los mercados energéticos domésticos.
En esta última R es clave la voluntad política. Finalizada la exposición, era evidente en la audiencia un escepticismo generalizado que un diplomático chileno me tradujo apelando al refrán: “con el gas argentino, ya nos quemamos con leche, ahora vemos una vaca -que ustedes llaman muerta- y lloramos”.
El súbito corte del suministro del gas a Chile en el 2004, para reorientarlo al mercado interno, todavía estaba presente. Invitado hace unos días por la Cámara Argentina-Chilena para volver a exponer sobre el tema, y, con el antecedente de la experiencia anterior, me propuse persuadir a la audiencia -mayormente de empresarios mineros- que esta vez va a ser diferente.
No porque de la noche a la mañana se haya restablecido la confianza, ni porque la Argentina haya superado el prontuario de inseguridad jurídica que arrastra (eso lleva tiempo y ejemplos concretos), sino porque ahora hay hechos nuevos conducentes a hacer manifiestas las ventajas mutuas de una integración energética regional del Cono Sur.
Primero, porque Vaca Muerta ya no es una promesa, es una realidad. De los 170 mil millones de boe (barriles de petróleo equivalente) de recursos técnicamente recuperables no convencionales evaluados, 143 mil son de gas, y 27 mil millones de petróleo. Vaca Muerta tiene 70.000 millones (boe), de los cuales 16.800 son de petróleo y la mayor parte de gas.
Con los actuales precios de referencia internacional hay más renta en la explotación de petróleo que en la de gas natural, pero para explotar 1/1.2 millones de barriles día de petróleo hay que buscar destino al gas asociado. La región es el destino más próximo, y, si ese destino ya cuenta con interconexiones, tanto mejor.(...)
Fuente: Clarín
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