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Leonardo Álvarez analiza la situación del Golfo San Jorge

09/10/2020 | ARGENTINA | Notas Destacadas | 1153 lecturas | 224 Votos



Es el jefe de Gabinete de Santa Cruz




El funcionario provincial pone el acento en la sistematización de la explotación hidrocarburífera que tiene el Golfo San Jorge desde hace años. Cree que eso está ayudando a la cuenca a atravesar la crisis económica del país, agravada por la pandemia. Los campos maduros de la Cuenca del Golfo San Jorge todavía se la rebuscan para seguir produciendo hidrocarburos convencionales. 

El norte de la provincia de Santa Cruz es clave para ese desarrollo. Junto con Chubut, ambas provincias están navegando como pueden la crisis de la economía argentina, agudizada por la pandemia, que impactó de lleno en el sector. En este complejo escenario, la añeja y aceitada explotación convencional de petróleo y gas de la cuenca funcionó como un anticuerpo frente a la crisis. Así lo entiende Leonardo Álvarez, jefe de Gabinete del Gobierno de Santa Cruz, acerca de la cuenca y la situación energética de la provincia. 

«La capacidad de respuesta frente a un fenómeno externo como es la pandemia fue más fácil y rápida desde una explotación que tiene que ver con el convencional y que viene sistematizada desde hace mucho tiempo», sostuvo el funcionario. Y agregó que «aquellas explotaciones vinculadas con una actividad nueva y de mayor costo en la Argentina, como es la no convencional, tuvieron una menor capacidad de respuesta». 

Leonardo Álvarez, jefe de Gabinete del Gobierno de Santa Cruz Álvarez, que también fue ministro de Producción en el primer gobierno de Alicia Kirchner, destacó el rol que tiene YPF en la cuenca y describió que la compañía controlada por el Estado tiene que «optimizar los recursos para conseguir inversión de capital» y «volver a ser una empresa al servicio de su país y de su sociedad, y no solo al servicio de sus balances». También subrayó la incorporación de la minería metalífera en la cuenca en los últimos años y que «la actividad convencional, la recuperación terciaria y la oportunidad del offshore son un combo del Golfo San Jorge que genera expectativas para los próximos años». 

¿Cree que fue buena la reacción frente al coronavirus que tuvo la actividad en la Cuenca del Golfo? 

—En la Cuenca del Golfo hubo una impronta muy fuerte por parte de los gobernadores. El año pasado, la gobernadora Alicia Kirchner había acordado con el todavía candidato a presidente, Alberto Fernández, restituir el precio sostén del crudo. La gestión que hicieron las provincias fue una de las herramientas de equilibrio para atravesar la muy difícil situación de la actividad hidrocarburífera, fundamentalmente por la baja de la demanda que viene de la mano de la pandemia. Por otro lado, desde hace cuatro años nosotros venimos trabajando sobre una agenda de diálogo con todos los actores del sector: gremios, empresas y las autoridades políticas de la zona norte de la provincia. 

Esta mesa de diálogo iba teniendo mayor o menor nivel de acuerdo, pero nunca se cortó la relación. Esto permitió tener una base de actividad en el sector. La Cuenca del Golfo debe mirarse como una unidad productiva completa, no puede hacerse una separación con el límite imaginario que nos divide con la provincia de Chubut. El norte de Santa Cruz y el sur de Chubut conforman una misma unidad económica. Tenemos una mirada en común con los intendentes de las dos provincias; en el caso de Chubut, con Juan Pablo Luque (intendente de Comodoro Rivadavia), y en el caso de Santa Cruz, con nuestros intendentes. En los últimos cinco o siete años, el nivel de recursos que el Estado nacional colocó para la actividad hidrocarburífera estuvo direccionado hacia Vaca Muerta. Es entendible porque es un objetivo estratégico. Pero la Cuenca del Golfo, con mucho menos inyección de recursos desde el Estado, logró contener la situación de una manera más autónoma y eficiente. 

¿Qué opinión le merece esto? 

—La capacidad de respuesta frente a un fenómeno externo como es la pandemia fue más fácil y rápida desde una explotación que tiene que ver con el convencional y que viene sistematizada desde hace mucho tiempo. Y tuvieron una menor capacidad de respuesta aquellas explotaciones vinculadas con una actividad nueva y de mayor costo en la Argentina, como es la no convencional. Con respecto al nivel de inversión de los cuatro años anteriores, creo que no tiene tanto que ver con una impronta geológica, sino con una impronta política. Hubo una decisión política de no invertir en una región que no le resultaba afín ideológicamente al Gobierno de Mauricio Macri, generando así inestabilidad laboral y conflictividad sindical. 

Esto lo pudimos ir encauzando de alguna manera entre el Gobierno provincial, las empresas y los sindicatos. Entendimos que esa crisis iba a pasar y que la Cuenca del Golfo iba a recuperar el nivel de actividad. Ese es el camino que nos propusimos y lamentablemente viene más lento por la pandemia. Pero todos los actores venimos trabajando en la misma sintonía. También volvimos a tener el compromiso de YPF, que, entiendo, se ha transformado nuevamente en una empresa productora de hidrocarburos, dejando de lado la mirada financiera que tuvo durante los últimos años. YPF es la principal empresa de la cuenca en la provincia de Santa Cruz

¿Qué se necesita ajustar en esta compañía para que su desarrollo fluya mejor? 

—Me tocó participar mucho con YPF, incluso en el proceso de nacionalización de la empresa, algo que desde lo ideológico comparto absolutamente porque la explotación de hidrocarburos posee un valor estratégico. Tener una empresa de bandera con una posición dominante en el mercado de venta de combustible es una necesidad estratégica de los países. Creo que YPF debe trabajar fundamentalmente en dos cuestiones: por un lado, en la optimización del recurso, porque hoy no es fácil en el mundo conseguir inversión de capital para llevar adelante emprendimientos productivos. A partir de la reestructuración de la deuda va a ser más fácil en la Argentina.

YPF debe optimizar sus procesos de exploración y de producción, es decir, elegir bien dónde poner el recurso para generar recupero y desarrollo. Por otro lado, debe considerar lo que entendemos como proyecto político, que hoy son las empresas en el siglo XXI. Una empresa no es solamente una organización económica, sino también una organización social, porque contiene un montón de trabajadores, la cadena de valor está compuesta por trabajadores, y porque su producción se vuelca hacia el consumo de la sociedad en su conjunto. Por eso, como ya dije, YPF tiene que volver a ser una empresa al servicio de su país y de su sociedad, y no solamente al servicio de sus balances. (...)

Fuente: Econojournal

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