Hoy los desafíos del país en materia energética son enormes, pero abordados convenientemente por los hacedores de política pueden ser un motor más y muy relevante para el desarrollo del país en las próximas décadas. Nuestro país puede aprovechar la abundancia en sus recursos energéticos en un mundo con complicaciones en materia de energía donde, por un lado, la seguridad de abastecimiento energético se encuentra convulsionada por los conflictos geopolíticos y por otro lado, con las distintas economías mundiales transitando los objetivos de descarbonización por el calentamiento global, con las dificultades de implementación que implica incorporar las energías verdes en sus matrices energéticas (costos y su financiamiento, intermitencias/disponibilidad de este tipo de energías, entre los principales).
En el frente nacional, la buena noticia es que cualquiera sea el color político de la próxima administración del Poder Ejecutivo Nacional, todo hace traslucir que existe algún consenso de que no es posible desaprovechar la explotación de los abundantes recursos energéticos con los que cuenta el país; tanto en fuentes no renovables (petróleo y gas) como renovables (eólica y solar, entre los principales). El tema central por definir, es el cómo aprovechar convenientemente la riqueza que pueden generan nuestros recursos y como la gestión pública, a través de una política de estado en energía, debería marcar una hoja de ruta referencial para todos los actores intervinientes de la sociedad.
Sabemos que el país ha sido beneficiado con esos vastos recursos energéticos; sólo tenemos que saber aprovecharlos en el tiempo de una manera racional y pragmática en función a los intereses del país, lo que generará la riqueza a la sociedad presente y futura.
Se entiende también que existe una ventana de oportunidad en particular para la explotación de los recursos fósiles no convencionales de Vaca Muerta (formación de shale de petróleo y gas), cuyo límite temporal es cuan rápido se desarrollen los procesos de descarbonización a nivel de cada país para lograr el objetivo mundial de descarbonización, bajo la consigna Net Zero en 2050. (...)
Fuente: Econojournal
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