"Creemos que podemos cambiar a otro vehículo, pero todavía estamos conduciendo hacia el abismo" dijo Andy Gheorghiu, un activista contra el gas y el fracking con sede en Alemania, después de que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y

la jefa de la UE, Ursula von der Leyen, anunciaran un acuerdo de gas para reducir la dependencia de la Unión Europea de la energía rusa.

Unos 15 mil millones de metros cúbicos adicionales de gas natural licuado (GNL), provenientes en gran parte de pozos de fracking hidráulicos que se han multiplicado en los Estados Unidos, ahora aterrizarán en las costas de Europa desde el otro lado

del Atlántico este año.

Esto es solo alrededor de un tercio del gas que solo Alemania canalizó desde Rusia en 2022. Pero los activistas temen que sustituir el gas ruso con GNL no solo no garantizará la seguridad energética; también amenazará los objetivos climáticos a más largo plazo.  

"Este acuerdo pone a la UE y a los EE. UU. en un camino equivocado y peligroso al acelerar la nueva infraestructura para importar gas fósil a Europa" dijo Murray Worthy, líder de la campaña de gas en la ONG medioambiental Global Witness.

"Construir nuevas terminales de importación significaría asegurar las importaciones de gas fósil en los próximos años".

También aumentan las preocupaciones sobre los impactos climáticos inmediatos del GNL extraído de depósitos de esquisto en las profundidades de la tierra.

Aunque el fracking está prohibido en gran parte de Europa debido a su impacto ambiental, incluido el uso de productos químicos que contaminan las aguas subterráneas, la UE ve con agrado obtener gas de fracking de los EE. UU.

Fuga de gas fracturado y metano que destruye el clima  Para los activistas, el impulso para aumentar el "gas de la libertad" tiene graves implicaciones climáticas debido a las altas emisiones de metano del GNL.

Al señalar que los impactos de calentamiento global del metano son aproximadamente 85 veces  más altos que el CO2 durante un período de 20 años, Gheorghiu dijo que se ha hecho poco para abordar las diversas fuentes de fugas de metano del lado de la oferta en ambos lados del Atlántico.

No obstante, el acuerdo entre EE. UU. y la UE anunciado el jueves tuvo cuidado de combinar el objetivo de diversificar el suministro de gas con objetivos climáticos.

El acuerdo tiene como objetivo reducir la intensidad de los gases de efecto invernadero de toda la nueva infraestructura de GNL y los gasoductos asociados, incluso mediante el uso de energía limpia para impulsar las operaciones en el sitio, reducir las fugas de metano y construir una infraestructura limpia y renovable preparada para hidrógeno. (...)