El sector energético, clave en la recuperación económica argentina, necesita alcanzar consensos básicos de mediano y largo plazo para desarrollar el potencial energético del país y su cadena de valor, incluyendo el del petróleo y el gas, desarrollos no convencionales de Vaca Muerta y los convencionales, así como la refinación y comercialización de combustibles, y del gas.
Facilitar esos consensos es tarea de las instituciones públicas pero también de las privadas, con sensibilidad a todos los actores de la economía y en particular consideración a la transición energética y la sustentabilidad. La Cámara Argentina de la Energía (CADE) se constituyó hace un año para contribuir a ese objetivo.
Integrada por el máximo nivel directivo de las principales empresas energéticas del país que operan en toda la cadena de valor, es una entidad única en el sector energético, una apuesta a la modernidad y al progreso. Celebramos el primer año de vida cuando el mundo y el sector enfrentan la peor crisis global de su historia, a partir de la pandemia del Covid-19. Tal situación profundiza la necesidad de articular esfuerzos entre los empresarios, los trabajadores y los diferentes niveles de gobierno, para encontrar las herramientas regulatorias adecuadas que permitan desarrollar los recursos nacionales en todo su potencial, priorizando el interés de los consumidores y la salud.
Nuestra agenda de mediano plazo busca promover reglas que permitan a la industria comercializar sus productos en base al libre acuerdo entre las partes, tomando en consideración a las necesidades de los consumidores, en un contexto económico muy exigente. Promovemos un marco regulatorio capaz de asegurar una mayor competitividad para el sector, con el fin de atraer las inversiones que requiere su desarrollo en condiciones de igualdad frente a proyectos alternativos alrededor del mundo.
En ese contexto, vemos la exportación de Petroleo y GNL como aspectos esenciales para el pleno desarrollo de Vaca Muerta. Asimismo, encontramos necesario promover la actividad off-shore y los yacimientos convencionales; ofrecer incentivos para la innovación y la inversión en investigación y desarrollo y reducir los costos logísticos para abastecimiento del mercado interno. Los servicios asociados a la industria necesitan un impulso decisivo que los vincule estrechamente con el progreso del sector. Al mismo tiempo, entendemos que se debe redefinir la carga fiscal en la cadena de valor energética, facilitar la libre adquisición de equipamiento para la industria a precios internacionales y desarrollar la infraestructura y logística necesaria para llegar desde los yacimientos a los consumidores.
La industria está dispuesta a trabajar codo a codo con las autoridades y los trabajadores para convertirse en el motor de crecimiento y desarrollo que necesita el país. En los últimos cuatro años se registraron inversiones anuales en un promedio de alrededor de US$ 8000 millones en el sector de upstream (exploración y producción) y US$ 2000 millones en el de downstream (refinamiento de petroleo crudo y procesamiento y purificación de gas natural) con una contribución tributaria promedio (impuestos internos a los combustibles, retenciones a la exportación y regalías) de US$ 5000 millones en el mismo período y un nivel de empleo directo e indirecto que representa casi el 30% del empleo privado registrado en las provincias patagónicas.
Para mantener y superar esos registros es necesario asegurar las condiciones para el largo plazo y la inversión mediante un marco regulatorio estable y previsible; precios en línea con los internacionales para toda la cadena, y un marco fiscal competitivo, sostenible y conducente con la actividad. Eso permitirá que la industria energética libere su potencial y genere las inversiones necesarias para crecer, transformándolas en abastecimiento local y exportaciones, ampliando el impacto positivo en el empleo, las economías regionales y los ingresos fiscales, mejorando la disponibilidad de divisas y el desarrollo del aparato productivo nacional.
Somos conscientes de las dificultades del momento actual y tenemos confianza en que, trabajando en conjunto, encontraremos los equilibrios que demandan la política y la economía argentinas. Con este espíritu, CADE se ha formado como un equipo de empresas petroleras para enfrentar los desafíos comunes de esta industria. Nos acercamos e invitamos a todos los stakeholders interesados a unir fuerzas para el mejoramiento de la industria energética y del país como tal, contribuyendo desde la pluralidad al debate de ideas y asegurando que todas las visiones dentro del sector sean debidamente representadas. CEO de CADE
Fuente: La Nación
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