
Permite reducir importaciones de gas, mejorar la balanza comercial y aportar seguridad de suministro en un paÃs que conoce de crisis energéticas recurrentes. La ampliación del gasoducto, por ejemplo, busca justamente eso: llevar más gas a los centros de consumo, a menor costo. Pero su potencial no se limita al mercado interno.
El desarrollo de infraestructura de GNL abre la posibilidad de que Argentina se integre en cadenas globales de suministro, en un contexto en el que la seguridad energética volvió a ocupar un lugar central en Europa y Asia. El debate reciente en la industria apunta a un doble rol. Por un lado, garantizar energÃa accesible para la economÃa doméstica y dar previsibilidad a la industria local. Por otro, capturar la ventana de oportunidad exportadora que representa el gas argentino. El equilibrio entre abastecimiento interno y divisas externas es lo que puede transformar a Vaca Muerta en una plataforma de desarrollo de largo plazo.
Inversión y articulación estratégica
El verdadero reto es combinar el desarrollo de Vaca Muerta con la construcción de una matriz más diversificada. Los ingresos que genere el shale pueden ser la llave para financiar innovación, infraestructura y proyectos de descarbonización, al mismo tiempo que permiten mantener tarifas competitivas para el mercado interno.
La exportación de gas y GNL es parte esencial de esta ecuación. Ningún proyecto de gran escala puede sostenerse sin:
• Financiamiento externo, teniendo en cuenta que bancos, fondos de inversión y prÃvate equity miran cada vez más los criterios ESG y la trazabilidad de la huella de carbono.
• Contratos de offtake, en los que compradores internacionales ya exigen cláusulas de reporte y auditorÃa de emisiones. Este tipo de requisitos, que antes eran diferenciales, hoy son condición de acceso a mercados de alto valor.
A la vez, la industria reconoce que Vaca Muerta todavÃa enfrenta costos de producción más altos que cuencas como Permian en EE.UU. Mejorar eficiencia, logÃstica y acceso a capital no es un lujo, es un requisito para competir globalmente.
El papel de la tecnologÃa
La transformación tecnológica ya dejó de ser opcional. Desde tableros digitales en plantas hasta el uso de gemelos virtuales para simular operaciones, la industria argentina empieza a incorporar herramientas que hace poco parecÃan ciencia ficción. El próximo paso es más ambicioso y tiene que ver con integrar agentes de inteligencia artificial capaces de operar procesos de punta a punta, en upstream y downstream.
La IA plantea, sin embargo, un doble desafÃo. Por un lado, su alto consumo energético, que obliga a evaluar cuidadosamente el balance entre eficiencia y huella ambiental. Por otro, la demanda creciente de capital humano especializado. No alcanza con programadores o ingenieros de datos. La transición también necesitará electricistas, mecánicos e instaladores capacitados para mantener y operar equipos en entornos digitalizados. Referentes internacionales han insistido en este punto. La competitividad futura dependerá tanto de la adopción de nuevas tecnologÃas como de la formación en oficios y habilidades prácticas, que seguirán siendo insustituibles.
En un futuro cercano, la discusión sobre competitividad no girará únicamente en torno a cuánto petróleo o gas se produce, sino en torno a cómo se integran estas tecnologÃas y capacidades humanas para optimizar recursos y sostener la resiliencia del sistema.
Fuente: Revista Mercado
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