
Un artículo del diario The New York Times resalta el hecho de que todo el continente americano se ha colocado al tope de las áreas atractivas para la inversión petrolera.
Brasil encontró amplísimas reservas offshore; la producción de crudo en Colombia crece tan rápido que pronto alcanzará los niveles de la Libia pre-levantamiento contra Khadafi; y las firmas norteamericanas Exxon Mobile y AES anunciaron inversiones por más de 800 millones de dólares en la Argentina, país que recientemente realizó los mayores descubrimientos de crudo desde la década de 1980.
En todo el continente Americano, de Canadá a la Patagonia, se multiplican las inversiones en proyectos de exploración de yacimientos. El Medio Oriente petrolero sigue siendo clave en la determinación de los precios de los combustibles y otros países, como Rusia, y regiones como el mar occidental de África, también atraen la inversión energética. Hay que tener en cuenta que factores como la seguridad y la estabilidad política pueden frenar estos desarrollos. Pero por primera vez en décadas, el hemisferio se coloca en una posición relevante para la energía global. Prueba de ello es que las petroleras occidentales reorientan sus inversiones hacia el negocio de la exploración y explotación de reservas de crudo en esa región.
“Es un cambio histórico el que está ocurriendo, que recuerda el tiempo previo a la Segunda Guerra Mundial, cuando los Estados Unidos y sus vecinos en el hemisferio eran la principal fuente mundial de petróleo", dijo Daniel Yergin, historiador especializado en el tema, al New York Times. "Hasta cierto punto, veremos un nuevo equilibrio, con el hemisferio occidental volviendo al autoabastecimiento". Venezuela, por ejemplo, dice que sus reservas son superiores a las de Arabia Saudita, una riqueza cuya explotación dependerá de una mayor apertura a las inversiones extranjeras. El ministro de Planificación de la Argentina, Julio De Vido, dijo a la emisora local Radio 10 que los anuncios de inversiones estadounidenses, colocan a su país "en el corto plazo, junto con Brasil, en el primer nivel de la región en materia de gas y petróleo".
El funcionario, que se encuentra en Nueva York con la presidente Cristina Kirchner -ambos se reunieron allí con los CEO de Exxon y AES- explicó que los avances en la exploración por fractura horizontal (también conocido como Shale gas) representan una "nueva tecnología que abre un campo absolutamente inusitado para el sector". Precisamente, los avances técnicos están permitiendo superar trabas geológicas para la explotación de reservas ubicadas a gran profundidad y bajo formaciones rocosas, como es el caso por ejemplo en Texas y Dakota del Norte, en los Estados Unidos. Lo mismo sucede con los campos petroleros off shore recientemente descubiertos en Brasil, ubicados a 6.000 pies de profundidad.
"Brasil se convertirá en una potencia petrolera al concluir la década, con una producción similar a la de Irán", es el diagnóstico de Pedro Cordeiro, un consultor energético de Baub & Company, que evalúa que la producción del país llegará a los 5,5 millones de barriles por día en 2020. Para alcanzar estas metas, Petrobras está invirtiendo más de 200.000 millones de dólares en la explotación off shore. También los inversores chinos están mirando hacia la región, en particular a Brasil, con la idea de garantizar su abastecimiento pero también para adquirir una experiencia en exploración en formaciones rocosas que les permitiría sondear áreas de similar geografía dentro de sus propias fronteras.
A medida que los Estados Unidos han ido reduciendo sus compras a países de la OPEP, Brasil y Colombia se fueron consolidando como proveedores líderes del mercado estadounidense. Washington ha puesto un gran empeño en los últimos años en consolidar sus lazos con Brasil, más allá de las diferencias de orden ideológico sobre algunos temas candentes de la actualidad internacional. La capacidad de producir biocombustibles y los yacimientos no convencionales (Shale gas) son los elementos que colocan al continente americano en condiciones de competir con países como Irak y Libia, que poseen abundantes reservas convencionales pero enfrentan obstáculos de índole geopolítica para explotarlas.
Fuente: Infobae
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