
El avance de los precios internacionales del petróleo en los últimos seis meses se ha convertido en una noticia preocupante para el mundo, en base a su decisivo impacto en la inflación y el crecimiento. Desde el pasado octubre, el crudo se ha elevado más de US$20 por barril, y el West Texas Intermediate (WTI) ha pasado desde los US$79 a superar los US$100.
El problema es que esta vez no parece tratarse de especulación, pues no se ha verificado un aumento de los stocks. Más bien, se perciben distorsiones de la oferta.
Según distintas estimaciones, el mercado petrolero ha perdido más de un millón de barriles por día en los últimos meses (se consumen cerca de 90 millones diarios), una propensión que de persistir por un lapso de un año, podría hacer perder al PIB mundial cerca de 0,5 puntos porcentuales.
Unos 500.000 barriles retirados se justifican en el bloqueo iraní (el quinto mayor exportador del mundo), mientras que problemas mecánicos en el Mar del Norte y una trifulca por un oleoducto en Sudán han eliminado más de 600.000 barriles. A esto se agregan otros elementos clave, como la recuperación mundial. Del grado de activación de cada uno de estos factores, dependerá el comportamiento del crucial elemento, así como también su protagonismo en el planeta.
EL CRECIMIENTO ECONÓMICO
De todos modos, la influencia del mayor dinamismo mundial es constatada, e incluso destacada por algunos analistas. Así lo cree Bill Adams, economista de PNC Financial Services, quien atenúa dicho impacto. “Con una inflación que en todo el mundo se ha enfriado respecto al mismo período del año pasado, la economía global en 2012 es un poco más resistente a los altos precios del petróleo de lo que era en 2011”.
“Ciertamente estamos viendo presión desde la demanda. Pero todavía no se ha llegado a los niveles de consumo previos a la crisis, por lo cual la repercusión no es tan alta”, indica Mariña Malvar, client trading services de Saxo Bank. Para Kunal Shah, jefe de investigación de materias primas de Nirmal Bang Commodities, más que la demanda, el oro negro está siendo empujado por la alta liquidez y, en especial, “por la expectativa de que en los tiempos por venir habrá más si la economía mundial se desacelera”.
EL EJE GEOPOLÍTICO
Enfático en negar el punto anterior como determinante es Mohsin Khan, del Peterson Institute for International Economics. “Este no es un problema de oferta y demanda. Actualmente el suministro en el mercado mundial es más que apropiado para satisfacer a ésta última. Acá se trata de un temor de que sí habrá un problema de suministro en el futuro”, señala.
Kunal Shah plantea que el tema Irán le añade una “prima” de US$15 a los precios de la materia prima, mientras que el banco JP Morgan, cuyas estimaciones se encuentran en el rango alto de los analistas consultados (US$110 en promedio para 2012 y un incremento mayor en 2013), recalca que los anuncios o acontecimientos ligados a Israel u otras economías de Medio Oriente podrían tener efectos “importantes” al respecto.
Mohsin Khan explica en esta dirección que el petróleo iraní, que alcanza aproximadamente los dos millones de barriles al día, podría seguir bajando. No obstante, considera que el peor escenario sería el de “alguna guerra o conflicto entre Irán e Israel, y que Irán se las arregle para cerrar el estrecho de Ormuz”. Y es que, adiciona, el 40% del petróleo mundial pasa por dichas aguas.
LAS MEDIDAS “EXTRA”
Otro factor que luce como crucial en el comportamiento del valor del crudo es el uso de las reservas estratégicas. Esto ha sido objeto de debate desde principios de marzo entre Francia, Reino Unido y EE.UU., que han reconocido la discusión. No es raro, para Bill Adams, que en dicho entorno EE.UU. se esté inclinando hacia la producción de fuentes no convencionales. Kunal Shah indica, de hecho, que el país del norte se está moviendo hacia una meta de menor dependencia de las importaciones de la materia prima, a través del petróleo shale o el shale gas existente en Dakota del Norte y en varios otros Estados.
Ante esto, Mohsin Khan, del Peterson Institute, advierte de algo mayor. “Lo que puede ser más relevante para la matriz energética global es que nuevas formas de energía y nuevas fuentes de suministro se convertirán en económicas y la demanda por el petróleo tradicional caerá”, adelanta. Esa tendencia, relata Shah, es precisamente lo que Arabia Saudita, el mayor productor mundial de crudo, quiere evitar. “Tiene la capacidad para compensar toda la pérdida potencial de la producción que pueda derivarse de Irán y actuará en consecuencia”, indica, vaticinando, por lo tanto, que los precios del commodity se enfriarán de forma gradual durante todo el año. “A fin de año veo al WTI suspendido entre US$88 y US$92”, presagia.
Fuente: Hidrocarburos Bolivia
2585 lecturas | Ver más notas de la sección Notas Destacadas