El 24 de febrero de 2022, la petrolera alemana Wintershall Dea tenía previsto presentar sus resultados financieros anuales y contar sobre los proyectos futuros en la Argentina.

La invasión de Rusia a Ucrania –ocurrió ese día– cambió los planes y el futuro de la compañía. “Hoy no es un día para discutir nuestros resultados financieros y la estrategia futura.

Le rogamos que comprenda que la situación está cambiando rápidamente y que en estos momentos no podemos ofrecer un análisis significativo de sus implicaciones”, decía el mail enviado por la empresa esa misma mañana de 2022. Un año después, la petrolera realizó la conferencia y confirmó el interés en la Argentina, sobre todo luego de anunciar la salida definitiva de Rusia, pero admitió que las inversiones en el país podrían ser aún mayores si no existieran los controles de cambios.

La guerra en Ucrania impactó de lleno en Wintershall Dea, que opera los gasoductos Nord Stream, que conectan Rusia con Europa occidental, y que produce gas en ese país.

Debido al conflicto bélico, registró pérdidas extraordinarias no monetarias por 7000 millones de euros, ya que, desde el inicio de la guerra, no recibió dividendos de Rusia.

Para contrarrestar las malas noticias, la firma hizo hincapié en la diversificación de sus activos y mencionó a la Argentina como segunda en importancia en su portafolio después de las operaciones en Noruega. “En la Argentina, tomamos la decisión final de inversión para el yacimiento de gas Fénix”, dijeron, en referencia al proyecto offshore, en el cual desembolsarán US$700 millones junto con sus socios Total Energies y Pan American Energy (PAE).